Ser analfabeto implica no tener acceso a conocer el contenido del derecho constitucional, lo que permite mantener en la ignorancia a los ciudadanos, a fin de manipularlos para mantener el poder, opresión, explotación y corrupción.

Este año, cuando se avizoran las elecciones generales, los partidos políticos hacen gala del manipuleo para mantener su hegemonía sobre los silenciados. Personas que forman estos grupos que seguramente fueron oprimidos y pasaron a ser opresores se convierten en cómplices de los “poderosos”.

Vivir la fiesta “cívica y democrática” con un porcentaje de analfabetismo significativamente alto afecta al sistema democrático y se ve vulnerado por estrategias políticas de engaño y mentira.

Sumado a ello deben considerarse las barreras de comunicación en países multilingües y pluriétnicos, donde la población es forzada a interpretar sus derechos y obligaciones en documentos que no están escritos en su idioma materno.

Los mensajes populistas, abusivos y engañosos hablan mucho sobre la importancia de la educación, pero la sumatoria del discurso y la retórica de gobiernos después de 1985 no han podido llevar a la praxis un plan que termine con esta enfermedad crónica, para dejar en libertad a una sociedad que añora la democracia plena.

Paulo Freire murió el 2 de mayo de 1997 y jamás aceptó que la práctica educativa debiera limitarse a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo con una alfabetización crítica.

La alfabetización crítica, también conocida como liberadora o concientizadora, señala como principio básico la lectura del mundo que precede a la lectura de la palabra, antes de iniciar el proceso de alfabetización, que debe llevar al educando a considerarlo, como ser capaz y responsable en donde se aprende mediante el diálogo consciente y razonado.

Freire marcó una etapa que invitó a pensar y reflexionar a muchos educadores del momento, para hacer cambios sustanciales en una educación rutinaria y tradicionalista ala que llamó “bancaria”, ¿En Guatemala será que es historia o aún se practica?

En este momento de volver a vivir la participación cívica para elegir libremente, cientos de miles de ciudadanos aún carecen de un alfabetismo crítico, con una educación liberadora y reflexiva para elegir a los más honestos y honrados que trabajen en beneficio del pueblo, es todavía un proyecto en camino y que aún persiste en una situación de estancamiento, pese a los distintos “intentos”, pasando a ser desigual y excluyente.

Nuestra sociedad, si no “cerrada”, está en “transición”, como la llama Freire. En esta, el sectarismo o lo irracional priva en todas las facetas de la vida de las personas, que pone de manifiesto la dolorosa realidad de la violencia de género, acoso, violencia contra los más desprotegidos, violencia escolar; la violencia a nivel internacional, trata de personas, corrupción, impunidad. Situaciones que emergen ante la falta de conciencia crítica.

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