PLUMA INVITADA

Lectores por decreto

Cuando se les pregunta a los estudiantes que están por graduarse del nivel medio, sin importar la carrera a la que pertenecen, qué libros han leído, con suerte responden algunos que uno o dos. ¿Cuáles? Con desgano mencionan algún título o simplemente responden: “No me acuerdo”. La mayoría nunca ha leído, y aunque los maestros que los formaron a lo largo de los años hayan incluido entre sus planes ciertas lecturas, no lograron fomentar ese hábito tan necesario.

De esa cuenta, ¿qué se puede esperar de esos jóvenes como estudiantes universitarios? ¿Qué se puede esperar de su desenvolvimiento como ciudadanos? Los pocos que superan las pruebas de admisión en las casas de estudios superiores, en materia de Lenguaje, no lo logran porque hayan sido grandes lectores, sino porque estudiaron con vehemencia los contenidos asignados meses o días antes de la fecha en que se someten a ellas. El problema no es nuevo y a pesar de ello la lectura es un tema que se sigue dejando para después.

Por eso es plausible el acuerdo 0035-2013, del Ministerio de Educación, que establece que en todos los planteles educativos, en todos los grados, se debe dedicar media hora diaria a la lectura. Además dispone la integración de una serie de instancias que deben trabajar en la consecución de los objetivos trazados, los cuales se resumen en el dominio lector. Una de ellas son los comités escolares de lectura.

Con ese fin se distribuyeron lotes de libros —tal vez no alcanzó para todos los establecimientos— y, entusiasmados por tan loable disposición, no faltaron comités que buscaron donativos de particulares para enriquecer sus estantes, habilitaron un “ambiente lector” y por sus aulas empezaron a desfilar cuentacuentos y escritores que leyeron sus trabajos frente a los estudiantes.

Quizás no todos los establecimientos estén cumpliendo con la medida, y es seguro que ni las autoridades están haciendo a cabalidad lo que les corresponde, pero si las autoridades de cada establecimiento educativo, sea privado o público, velan porque maestros y estudiantes compartan la aventura de leer y discutir un texto durante al menos un período todos los días, empezaremos por convertirnos en un país de lectores, aunque sea por decreto, y con ello podrán superarse por fin los bajos resultados obtenidos en las pruebas ministeriales y de admisión universitaria en el área de Lenguaje.

Los altos índices de reprobados en Matemática también tienen su origen en haber soslayado la importancia de la lectura como herramienta para desarrollar la habilidad de comprensión y análisis, pues los examinandos no saben seguir instrucciones. Por supuesto, habrá que preguntarles a sus maestros qué han leído, independiente de la materia que impartan, pues existen libros para todas las especialidades y gustos, y el hábito debe empezar por ellos.

Aquellos centros educativos que no fueron beneficiados con libros pueden comenzar su propio proyecto con revistas, periódicos y cualquier tipo de material. Es seguro que toda persona que apoye el fomento de la lectura entre niños y jóvenes no tardará en acercarse a la escuela o instituto más cercanos para hacer su donativo y, si su tiempo se lo permite, leerá con ellos y les hará ver cuán inmenso es el conocimiento de quien tiene a la lectura como principal pasatiempo.

bcetino@yahoo.com

ESCRITO POR: