IDEAS

El engaño del falso dilema

|

En el affaire Jimmy-Iván, lo que ha prevalecido es un falso dilema por medio del cual quieren obligarlo a uno a tomar partido por alguno de los dos bajo la premisa errada de que o se apoya la corrupción o se apoya la conspiración socialista al apoyar a uno de ellos. Yo no caigo en ese engaño. Yo escojo lo correcto. Desconfío de ambos.

Según los del bando de Iván, si uno no los apoya es porque está apañando la corrupción. No se puede generalizar, ni acusarlo a uno de que si no se pone de alfombra de Iván y la Cicig necesariamente es porque está apoyando la impunidad. Yo tengo más de 25 años de denunciar públicamente la corrupción en Guatemala. Todo ese tiempo de ver a tanta gente pasando a “mejor vida” me ha llevado al extremo de desconfiar de cualquier persona que vive de los impuestos que otros pagan, y aquí incluyo a empleados públicos, funcionarios, asesores, burócratas internacionales y contratistas del gobierno.

Tanto asco por lo que he visto me ha llevado a reafirmar mi convicción de que es necesario cambiar el sistema para que el gobierno se concentre en aquellas áreas que le son propias, a saber, brindar seguridad e impartir justicia. Todo lo demás que el gobierno hace, no solo lo hace mal, sino que abre la puerta para el despilfarro y la corrupción.

Velásquez dice que la madre de la corrupción es el financiamiento electoral. Eso es un error, ya que este solo es un síntoma. La raíz de la corrupción está en la posibilidad que tienen los funcionarios de decidir discrecionalmente no solo cómo gastar miles de millones de quetzales, sino también sobre la vida y suerte de las personas y empresas en sus actividades privadas. Es porque tienen ese poder que reciben financiamiento de algunos que luego se lo van a “cobrar” con contratos, pero también de otros que lo que buscan es que no los “frieguen” cuando detenten el poder. Estoy plenamente convencido de que mientras no se cambie el sistema, los corruptos siempre encontrarán la forma de aprovecharse.

Y por el otro lado, según los del bando de Jimmy si uno no los apoya es porque desea que el socialismo reine en Guatemala. Nuevamente, tampoco se puede generalizar. En mi caso, llevo esos mismos 25 años denunciando los horrores y desgracias ocasionadas por el socialismo y el estatismo a lo largo y ancho del mundo y de la historia.

Y al igual que desconfío de quienes viven de los impuestos que otros pagan, también desconfío de todos aquellos que ejercen el poder. De hecho, mi desconfianza principal con relación a la Cicig, desde que se planteó su existencia, fue precisamente que iba a estar por encima de la ley. Es una desconfianza que sigo sosteniendo, especialmente cuando veo que aunque han hecho cosas buenas, también han abusado del poder impunemente.

Desconfío de que apoyen a ciertos grupos de presión con quienes tienen afinidad ideológica. Esto porque no veo que hayan movido un dedo para perseguir a los invasores de propiedad privada, pero sí veo que hasta celebran con delincuentes como los de Codeca, que tienen cientos de denuncias de robo de energía eléctrica en su contra. Desconfío en general de un sistema judicial politizado que se ha prestado para frenar el desarrollo.

En conclusión, uno puede estar en contra de la corrupción sin rendirle pleitesía a Iván y la Cicig y también puede estar en contra del socialismo y estatismo sin tener que apoyar a ningún político. Mi preocupación siempre ha sido que cada vez más guatemaltecos se puedan desarrollar libremente y en paz, y para ello lo que se necesita es cambiar el sistema, que es por lo que yo escojo seguir dando la batalla de las ideas. Y usted, ¿se va a dejar manipular con el falso dilema?

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

ARCHIVADO EN: