Guatemala

En busca de ser el departamento 23

En vehículo se necesitan, desde la capital, siete horas de viaje para llegar al que para muchos es el municipio más golpeado por el conflicto armado interno: Ixcán, cuya superficie supera a departamentos como Totonicapán y Sacatepéquez.

Una de las calles principales de Ixcán. (Foto Prensa Libre: Archivo)<br _mce_bogus="1"/>

Una de las calles principales de Ixcán. (Foto Prensa Libre: Archivo)

IXCÁN – Pese a su extensión, carece de calles pavimentadas y otros servicios, por lo cual aspira a convertirse en el departamento número 23 de Guatemala y agenciarse así de más recursos.

Si bien forma parte de Quiché, está más próximo y tiene más comunicación con la cabecera de Alta Verapaz. “Es el hijo pródigo de Quiché, pero el hijo adoptivo de Alta Verapaz”, es la frase que se utiliza en el Comité pro Creación del Departamento de Ixcán para resumir la condición de ese territorio.

Los principales problemas por los cuales los pobladores de Ixcán buscan “subir de categoría” son la falta de inversión en infraestructura, riesgo de mayor presencia del narcotráfico por ausencia del Estado, falta de crecimiento económico, pero, sobre todo, su incomunicación con la cabecera departamental.

La misma naturaleza dificulta trasladarse de Ixcán a Santa Cruz del Quiché: la Sierra de los Cuchumatanes sirve de barrera natural en el límite de aquel municipio con Nebaj, Chajul y Uspantán, por lo que no existe ruta para viajar a la cabecera por esa vía.

El concejal primero, Alexánder Figueroa, explica que la ruta principal para llegar a la cabecera es de 575 a 600 kilómetros, pese a que, en línea recta, ambos municipios se encuentran a 175 kilómetros.

“Para trasladarnos a Santa Cruz debemos, primero, llegar a Chisec, luego a Cobán, Alta Verapaz, y después a la capital. De allí tomamos la ruta hacia la cabecera. Se calcula que son de 10 a 12 horas de viaje”, indica.

“Es bastante difícil construir una carretera por el lado sur. Ya se ha intentado y se ha fracasado. Hay que cortarla, porque es de pura piedra, y eso requiere una cantidad de trabajo muy grande y gran inversión. La única salida que tenemos es por el lado de Chisec”, refiere Figueroa.

El concejal ejemplifica que en el 2010 el municipio recibió un aporte de Q14 millones, lo cual no es suficiente para el mantenimiento de los caminos —sin pavimentar—. En cambio, si se convirtiera en departamento tendría asignaciones superiores que servirían para mejorar la infraestructura.

La población requiere con urgencia de una cabecera departamental propia, debido a que deben hacer el recorrido de 10 horas con frecuencia, para efectuar trámites, como en el caso de los maestros, para la creación de nuevas plazas o bien propietarios de vehículos, para adquirir la nueva tarjeta de circulación.

Otra de las complicaciones es que el Consejo Departamental de Desarrollo efectúa la mayoría de reuniones en Santa Cruz, lo que requiere el viaje de los ediles de Ixcán.

“COLABORACIÓN” DE Q20

Existe una ruta alterna que conduce a Cobán sin llegar a Chisec, pero no está asfaltada, y por las curvas no se ahorra mucho tiempo para llegar a Ixcán. Ese camino recorre las orillas del río Chixoy, y a la altura del caserío Zapotal 2, aún jurisdicción de Cobán, se encuentra un puente improvisado, en el kilómetro 307, debido a que el original colapsó por la fuerte lluvia.

Pero ese paso no es gratuito: al acercarse para cruzarlo se encuentra una cadena. “Debe dar una colaboración para pasar”, dice un hombre. Al preguntar el monto, responde: “Son Q20”. César René, vecino, explica que el dinero recaudado es para “asuntos de la comunidad”, ya que esa población construyó el puente improvisado.

La ruta está totalmente desolada y abandonada en largos tramos. Las autoridades recomiendan utilizar la carretera asfaltada, que también pasa por el Parque Nacional Laguna Lachuá, en Alta Verapaz, pero esta también implica un viaje de varias horas.

HUELLAS DEL CONFLICTO

Al llegar a Ixcán se percibe un ambiente tranquilo, en el que la gente se dedica a sus tareas: comercio, agricultura o simplemente camina. Muchas personas tratan de olvidar lo sucedido hace tres décadas.

Los 91 mil 800 habitantes de ese municipio solo cuentan con 12 policías para su seguridad, divididos en tres grupos de cuatro que trabajan siete días por cuatro de descanso. Un agente reveló que tienen dos autopatrullas.

Además, desde el 2 de diciembre del 2009 funciona la Sexta Brigada de Infantería Coronel Antonio José de Irisarri, que había sido desactivada en el 2004. Los efectivos de esa brigada tienen a su cargo la guardia, no solo de Ixcán, sino de buena parte de la Franja Transversal del Norte.

Benjamín Yohol, concejal cuarto de la Municipalidad de Ixcán, dijo que los soldados trabajan como fuerzas combinadas, por lo que resguardan el puente de la entrada principal con un puesto de seguridad.

Romeo Ramírez nació en el Ixcán, y comenta que la gente mayor de 30 años todavía guarda cierto temor, como resabio del conflicto armado interno que motivó el desplazamiento de comunidades enteras.

“Es difícil para los mayores de 30. Es gente analfabeta que no se superó y tiene todavía sentimientos encontrados, pues las heridas siguen abiertas”, cuenta Ramírez.

Sin embargo, destaca que ese municipio ha graduado licenciados e ingenieros, gracias a la presencia de algunas subsedes universitarias en ese terruño.

PROCESO ESTÁ EN CAMINO

La Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) trabaja en un plan técnico para verificar si Ixcán reúne como territorio las condiciones mínimas para convertirse en departamento.

Karin Slowing, directora de Segeplan, explica: “En términos generales, reúne las condiciones técnicas porque es un territorio mucho más extenso que otros departamentos, entre estos Totonicapán y Sacatepéquez”.

Después de ese proceso, la Secretaría debe emitir una iniciativa de ley para que Ixcán sea departamento, la cual se espera que sea enviada al Congreso antes de que termine el año.

ESCRITO POR:

Geovanni Contreras

Periodista de Prensa Libre especializado en Política y Poderes, con 21 años de experiencia. Galardonado en el 2017 por su trayectoria por la Embajada de México y la Hemeroteca Nacional Clemente Marroquín Rojas.