Escenario

Chicle biodegradable extraído de la selva tropicales

Mascar chicle también puede ser un buen gesto para el medio ambiente si la goma de mascar es biodegradable, extraída con criterios sostenibles de las selvas tropicales de México y América Central (Guatemala) y no se adhiere a las superficies.

El chicle que no se pega

El chicle que no se pega

Esta es la propuesta que trae a la Feria Biocultura de Madrid el Consorcio Chiclero, un conjunto de 56 cooperativas, que elabora “chicle ecológico”.

“La mayor parte de la goma de mascar que se elabora es un producto industrial que utiliza polímeros a base de petróleo como sustituto del chicle natural. Esta es la razón por la cual estas gomas de mascar se han convertido en una amenaza ambiental y sanitaria”, han explicado a EFEverde sus impulsores.

El producto llamado Chicza se elabora con el látex obtenido de la planta chicozapote y que luego convierten en goma base, se endulza con productos orgánicos como jarabes de agave; se le añaden sabores naturales, se compacta y se moldea en forma de tiras de chiclets.

La planta del chicle es única debido a su mezcla de polisoprenos, que da una sustancia no tóxica, hidrofílica, no vulcanizable. El chicozapote sólo se encuentra en la zona del Gran Peten, conformado por las selvas tropicales del sureste mexicano, junto con las de Guatemala, Belice, Honduras y Nicaragua.

El chicle procedente de este entorno natural no se pega en la ropa ni el pelo y se convierte en polvo cuando pasan seis semanas pegado en los pavimentos, aseguran sus productores, que se definen como una empresa de comercio justo.

El chicle Chicza se presenta con sabores de menta, limón, hierbabuena, naranja, canela y frutas rojas, y el paquete viene a costar 1,5 euros. Mucho más es lo que gastan los ayuntamientos del Reino Unido en limpiar las calles de la ultrapegasosa golosina. Desprender los chicles la calle Oxford de Londres lleva 17 semanas de dedicación intensa; cada operación viene a costar unos tres céntimos de euro.

El representante de marketing de Chicza, Jokin Carrasco, ha explicado a EFEverde que el chicle es 100 por ciento biodegradable y está basada en producto totalmente natural, frente a la goma industrial que se elabora a base de polímeros de petróleo.

Según Carraso, al ser elaborado a base de goma orgánica, el producto presenta todas las virtudes de una materia prima biodegradable: inocua, hidrosoluble y no adherible.

Además se descompone fácilmente al combinarse la biodegradación enzimática y la bacterial, con el tiempo se hace polvo y regresa a la tierra, igual que la madera podrida, las hojas caídas y muchos otros elementos que enriquecen los suelos.

El producto Chicza ha sido traído a España este año y de momento se vende en Asturias y la Comunidad Valenciana, aunque también se puede adquirir en internet en su página web www.chicza.es.