Siempre al final del año estamos ansiosos, ¿no es cierto? Sintiendo una mezcla de sentimientos que son muy peculiares en estos días. Los niños y los adolescentes, por ejemplo, piensan solo en el presente, con la ilusión de disfrutar el fin de año con sus amigos, esperando con ansia las emocionantes fiestas del último día del año. Todo esto para ellos forma parte de la despedida del año. No hay meditaciones que los lleven a los recuerdos, porque en esta época de la vida se vive el momento, el día a día.
Pero los de más edad empiezan a reflexionar sobre otros aspectos de la vida, a vivir estos tiempos con más calma, poniéndose metas para el nuevo año. Sobre planes de estudios, mejoras en el trabajo, planes de familia y tantos proyectos futuros que quisieran realizar
Los adultos mayores también vivimos el presente. También tenemos planes y sueños, ¡pero es tan difícil dejar atrás los recuerdos! Porque, claro, los años pasados han dejado buenos y malos recuerdos que forman parte de toda una vida, que está llena de nostalgia, porque los años que se han ido ya no vuelven
Pero siempre, al final del año, hay que examinarse para ver lo que uno ha acumulado durante todo el año que termina: Posesiones materiales, amigos, penas, miedos, peleas, risas, amores
Luego hay que decidir lo que uno quiere llevar consigo hacia el 2011. Hay que dejar atrás todo lo innecesario y todo lo nocivo: olvidar los miedos pero aferrarse a las esperanzas, olvidar las peleas pero aferrarse a los amigos. Al 2011 hay que entrar con lo que nos da felicidad, alegría y satisfacción, no con lo que nos causa dolor y miseria. Hay que proponernos acumular amor, bondad y felicidad durante el año nuevo.
Solo nosotros podemos hacerlo. Comencemos con lo material, con botar todas las cosas que ya no necesitamos —tal vez a alguien más le sea útil—. Y en lo espiritual, pidamos perdón y así eliminaremos rencores acumulados.
Hay algunos principios escritos por Joseph Newton, que me gustaría compartirlos con ustedes para este iniciar el nuevo año:
Usted tiene el hábito de juntar objetos inútiles, creyendo que un día (no sabe cuándo) podrá necesitar de ellos.
Usted tiene el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensa que en el futuro le podrá hacer falta.
Usted tiene el hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios del hogar y otras cosas que ya no usa hace bastante tiempo.
¿Y dentro suyo?… Usted tiene el hábito de guardar broncas, resentimientos, tristezas, miedos, etc.
No haga eso. Es antiprosperidad.