Vida

Mensajes Íntimos: Nostalgia… añoranza y deseos 

Por qué empañar el presente con un pasado que duele.

Después de haber vivido momentos de amor y de paz, días de gozo espiritual que nos regala la Navidad, pasamos a otra etapa tranquila, de descanso y también de alegría para despedir el año viejo y esperar otro nuevo año. Todos estos días están llenos de emociones, que palpitan al ritmo del tiempo pasado y del que está por venir.

Sí, hoy estamos viviendo el último día del año 2009. Pocas horas faltan para que el calendario que marca el tiempo, cambie sus últimas cifras y con él iniciemos los primeros pasos hacia un futuro incierto, enigmático e inquietante, que debemos recorrer con sus buenos y malos momentos; porque la vida, como dice el escritor Jorge Luis Borges, está compuesta solo de instantes…

Y, en medio de tantas reflexiones e interrogantes que nacen al inicio de un nuevo año, hay preguntas obligadas que quedan sin respuesta y hay principios fundamentales que debemos anteponer a todo: nuestra relación personal con Dios y un auténtico compromiso con el hombre.

Una de mis fuentes, en busca de sabiduría, es ese Ser Omnipresente que es Dios, y la lectura de la Biblia, porque es el único libro que tiene la respuesta a todas nuestras dudas y preocupaciones y a ese enigma de la vida y de la muerte, que tanto cuestionamos. Y me gusta leer la Oración de Moisés, en el Salmo 90, cuando habla sobre la transitoriedad del tiempo y la eternidad de Dios, versos 3 y 4: “Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres. Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche”. Esto es lo que dice el salmista y yo me pregunto, ¿somos apenas una estrella fugaz en la vida?

Y sucede, también, que cuando damos gracias a Dios por la vida, se asoman recuerdos que siguen dando vuelta en nuestra mente. Olvidar… ¡No es posible! Pero la misma mente busca escapes para no revivir los malos momentos, sino solo los que nos hacen refrescar el alma para convertirlos en dulces sueños. Son mecanismos de defensa, dirían los psicólogos. ¿Por qué, entonces, empañar el presente con un pasado que duele?

Con mucha frecuencia oímos decir que hay que vivir solo el presente, que hay que borrar el pasado. ¿Será que realmente podemos hacerlo sin cargar con los recuerdos? Aparte, es la actitud humana del perdón… Pero, al final, estas ideas son divagaciones al filo de las últimas horas del Año Viejo, que inevitablemente, a los mayores nos provoca nostalgia, remembranzas, y también deseos de vivir.

Pero queremos ser optimistas y pensar que este nuevo año, que empieza hoy a la medianoche, será mejor que el pasado y que traerá solidaridad, armonía y amistad a todos los guatemaltecos. Deseamos que el país encuentre una salida a sus grandes problemas sociales y económicos, con autoridades y líderes honestos, transparentes, que busquen servir a su patria y no servirse de la población más pobre y necesitada para alcanzar sus propios intereses y ambiciones políticas.

Y gracias, muchas gracias, a los que me leen y a los que Dios me ha dado la oportunidad de servir desde el alero de esta columna. Agradezco a las personas que me apoyan para seguir siendo útil a los lectores, a mi editora, Verónica Toledo; a la secretaria de redacción, Mercedes López, y al equipo de profesionales que día a día diagraman las páginas de Prensa Libre. Agradezco a mi esposo y a mis higas por la ayuda que recibo de ellos. Que Dios les bendiga a todos.

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