Escenario

Plástica: Mérida visto por escritores 

Por lo sólido, completo y poético de los escritos de Luis Cardoza y Aragón, me permito transcribir algunos párrafos escritos en relación con la obra de Carlos Mérida.

“No hay arte popular, sino tradición popular del arte nos asegura Juan Ramón Jiménez. El arte popular no hace estilizaciones: Tiene estilo. Estilizaciones de folklore, arte extraño al pueblo y al arte. La sensibilidad puede dar a los objetos más vulgares un aspecto maravilloso. Todas las cosas están ungidas del milagro de la necesidad del pintor de fijar imágenes, sea perfeccionado del mismo modo que el lenguaje poético por medio de la palabra”.

Este párrafo se refiere elocuentemente a la obra de Carlos Mérida: “Carlos Mérida, en sus obras, no presenta la caricatura de la invención, por lo mismo que no hay una fórmula precisa, sino la decisión de crear un estilo: No usa su imaginación, sus obras son la imaginación. Carlos Mérida no se ocupa del juego poético de las formas propiamente, sino del juego poético de las sensaciones que le causan las formas, y si la poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre, la pintura es una de las pruebas concretas de la existencia de la poesía”.

Pero que mejor que leer lo que el propio maestro Mérida escribe sobre sí mismo: “Mantengo hasta el momento ese amor por el arte de los sonidos que animó mis impresiones infantiles. Oigo sin parar, música de la mejor calidad, tengo debilidad por el jazz. He logrado adquirir una excelente colección. Mis pintores predilectos son Picasso, Kandinsky, Klée y Miró. Admiro al andaluz por su pujanza y versatilidad, al ruso por su gusto refinado, al suizo por su sensibilidad poética, y al otro gran español por su plasticismo. Todos ellos constituyen para mí una gran lección. Detesto el arte grandilocuente, teatral, que fue característico de mis contemporáneos. Abomino la pintura de tesis, el teatro en la pintura, el aparato en la plástica. El arte algún día lo dije, es hermoso porque es perfectamente inútil: Es decir, porque carece de finalidad a priori, porque es desinteresado, no puede existir un arte, mientras la función poética esté supeditada a la función utilitaria”. También el gran historiador Paul Westheim escribe sobre la obra de Mérida: “Algo que es evidente y no se ha comprendido hasta ahora es que el arte de Mérida no encaja en ninguna de las clasificaciones conocidas. Podríamos decir, un tanto vagamente, que es producto de una imaginación musical y poética, porque Mérida no pertenece a ninguna escuela, a ninguna tendencia y a ningún istmo”. Retomando de nuevo a Cardoza y Aragón y tomando de su libro La nube y el reloj escogemos este hermoso párrafo: “Su dibujo es un lento arabesco, sensible, rígido o bien ondulante. Su afán es siempre de análisis: Obstinación por captar la esencia de las cosas. Su color fino se ha pulido por su propia sobriedad así como la delicadeza personalísima de sus matices”.

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