Una de estas historias es la de Frednesly Figueroa, quien con solo 26 años de edad, se ha destacado por su labor como bombero de la Guardia Voluntaria de la 85 Compañía, ubicada en el kilómetro 18 de la Carretera al Atlántico.

“Desde pequeño fui hiperactivo, razón por la cual mis padres siempre buscaron mantenerme ocupado practicando deportes o en distintas actividades. Además de practicar karate y natación, formé parte de los boy scouts, quienes tienen cierta relación con los bomberos y fue desde ahí cuando empecé a tener el sueño de algún día convertirme en bombero”, relata.

Sin embargo, la falta de tiempo fue un factor que no le permitió estudiar a temprana edad en la Escuela Nacional de Bomberos Voluntarios, donde se tiene que ser mayor de edad para poder ingresar, además de que al graduarse del colegio decidió estudiar la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

“Cuando cerré el Técnico en Periodismo en la USAC, logré abrir un espacio de mediodía los sábados para sacar el curso en la Escuela de Bomberos con una duración de un año, tiempo requerido de parte de la escuela”, indica.

Un momento trascendental

Además del sueño de ser bombero, en su vida ocurrió un hecho que lo marcó y lo empujó a tomar esta decisión. “En mi familia han ocurrido varios acontecimientos. Recuerdo que hubo una vez que mi mamá se estaba ahogando y yo no sabía qué hacer, ella estuvo a punto de morir por eso y yo me sentía incapaz de hacer algo por ella”, explica Figueroa.

Continua relatando que “fue ese momento que marcó mi vida y me sirvió para darme cuenta la ayuda que podía brindarle, no solo a mi madre, sino a cualquiera que la necesitara. Poderles dedicar un poco de mi tiempo, de lo que la vida me ha dado a mí, retribuírselo por medio de mi aporte a la sociedad y brindarles lo mejor de mí”.

“Busco brindar mi tiempo libre a la gente que más lo necesita”.

A pesar de lograr su sueño, no todo fue fácil. “Uno de los principales obstáculos dentro de bomberos es la poca disponibilidad de tiempo. Para estudiar esta carrera tuve que dedicarle todo el fin de semana durante un año completo. Sacrifiqué eventos y fechas familiares”, comenta.

“Todas estas críticas y reclamos me fueron desanimando hasta llegar a un punto en que pensé en renunciar a ser bombero. Pese a esto, mis compañeros siempre me apoyaron y estuvieron conmigo porque llegas a formar una familia en bomberos, una familia que te apoya y te motiva a seguir adelante”, narra Figueroa, quien consiguió graduarse de la institución.
“Mi familia logró entender mi propósito luego de un tiempo e incluso han expresado su orgullo al verme en publicaciones en medios, donde aparezco interviniendo en algún incidente y ayudando a las personas”.

Libertad de decidir el camino

Su esfuerzo y dedicación han sido las mayores acciones que ha tomado en cuenta este joven guatemalteco, quien señala que la libertad de elegir este camino y de aportar algo positivo a la sociedad es lo que más ha dado valor a su vida y a sus acciones diarias.

“Me gustaría transmitir un mensaje a las personas e instarlas a convertirse en actores que retribuyan a la vida, lo que esta les ha dado. Esa filosofía de vida deberíamos adoptar todos y convertirnos en protagonistas para que la sociedad pueda cambiar”, finaliza Figueroa, con mucho entusiasmo y esperanza de que su granito de arena sea significativo para los demás.