Mucha gente está convencida que Golovkin, el púgil con la cara de bebé, es ese boxeador, pese a que hasta ahora no ha enfrentado a rivales de gran jerarquía.    

Golovkin ha noqueado a sus últimos 20 oponentes y nunca ha sido derrotado como profesional.    

Pelea con un estilo que combina la escuela de boxeo mexicana y la de Europa oriental, lo que agrada al aficionado no habitual del boxeo.    

“Triple G”, como se le conoce, habla cuatro idiomas y se ha aprendido varias frases de cajón.    

“Es un buen chico”, suele decir Golovkin sobre sus rivales. “Puro Drama”, promete antes de sus peleas.    

Durante los últimos siete años, el único drama en las peleas de Golovkin ha girado en adivinar el asalto en el que va a tumbar a su oponente. No ha alcanzo el límite desde un combate de ocho asaltos contra Amar Amari en Dinamarca en 2008 rumbo a una foja inmaculada de 33-0 con 30 nocauts.    

Es el campeón mundial mediana que se codea con las estrellas en Los Ángeles, donde reside. Se ha hecho tan popular que aparece en un comercial de los relojes de Apple y que 15 mil boletos de la pelea con Lemieux en el Madison Square Garden se agotaron en la primera semana que salieron a la venta.    

Y ahora trata de abrirse paso en las peleas de pago por ver, donde pocos boxeadores sin el apellido Mayweather han sido exitosos en años recientes.    

“Eso elevará su carrera a otro nivel”, dijo el promotor de Golovkin, Tom Loeffler. “Tiene que rendir en el ring, pero cada vez que ha afrontado un desafío o ha necesitado de una gran actuación, ha sabido responder.    

Ya se habla de Golovkin enfrentando al ganador del combate de peso mediano entre Miguel Cotto y Saúl “Canelo” lvarez, el 21 de noviembre, uno que promete una enorme taquilla.   

Tras el retiro de Floyd Mayweather Jr., se busca a alguien popular para generar cuantiosas compras de televisión.    

El deber inmediato de Golovkin, sin embargo, es deshacerse del canadiense Lemieux, el campeón de la Federación Internacional de Boxeo que ha pasado inadvertido.    

Pero tiene pegada y no le teme al intercambio, por lo que la pelea con Golovkin promete más acción que cinco peleas de Mayweather.    

Es por eso que los boletos se han vendido tan bien, y los promotores creen que harán un negocio decoroso en el pago por ver para una pelea que cuesta la mitad  (49.95 dólares) de lo que se debió desembolsar por el combate de Mayweather con Manny Pacquiao en mayo.