“No hay que subestimar a nadie”, advirtió este martes Nibali. El Tiburón de Messina ha ganado dos etapas, sacó ventaja en el empedrado del norte de Francia y afirmó su superioridad en la primera llegada en altura (La Planche des Belles Filles). En resumen, casi no dio pasos en falso hasta ahora.
“Corre bien, siempre adelante”, estima Bernard Hinault, cinco veces ganador del Tour (entre 1978 y 1985), que no ve otra cosa que una caída para que el italiano quede en peligro.
De hecho, las caídas, que usualmente hacen una “limpieza” en las primeras etapas de la ronda gala antes de la llegada a la montaña, esta vez han eliminado a sus dos máxiimos favoritos desde la largada inicial de Leeds, donde todo se presentaba como un duelo Froome-Contador.
El británico, tres veces por el piso, ni siquiera encaró los empredrados de la quinta etapa y el español cayó en un descenso del patinoso puerto Petit Ballon (10ª etapa), el lunes.
Contador, quien sufrió una fractura de tibia, reveló este martes que perdió el control de su bicicleta cuando intentaba comer una barra de cereal y dominaba el manubrio con una sola mano. Entonces, lo tomó desprevenido un bache y se fue al piso. El abandono definitivo llegó unos kilómetros después, cuando ya no podía con su alma.