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¿Es buen momento para comprar casa en Guatemala? Esto dicen los expertos

El sector inmobiliario del país prevé un auge de ciudades alternas, siguiendo la tendencia de urbanización, relacionada especialmente con la vivienda vertical.

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En el crecimiento de demanda viene una transformación del usuario orientado más a la renta, lo que también es una oportunidad para el mercado que invierte en bienes inmuebles.

En el crecimiento de demanda viene una transformación del usuario orientado más a la renta, lo que también es una oportunidad para el mercado que invierte en bienes inmuebles. (Foto Prensa Libre: Freepik)

“El optimismo del país es la urbanización”, así se expresó Paulo De León, director de Inteligencia Económica y Financiera de Central American Business Intelligence (CABI), durante un evento organizado por la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Guatemala (ADIG), para conocer las perspectivas del sector inmobiliario en 2024 y años futuros.

Para De León, Guatemala está caminando hacia “la década de la vivienda”, que va a mantener muy activo al sector. Según el analista, esto se debe en buena medida a que se acerca la época en que los 29 años será la edad promedio de boda e inicio de familia propia. “Ahora estamos en los 26 años, al llegar a los 28 o 30 se va a sentir mucho más fuerte la demanda de vivienda y cada año debería incrementar”, explicó.

En este contexto, el sector inmobiliario está en un crecimiento de largo plazo positivo y es difícil que este se altere, por ejemplo, por las condiciones políticas, pues la compra de vivienda tiene que ver con decisiones individuales, demografía, necesidad y macroeconomía estable, entre otros aspectos.

Fernando Marroquín, presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Guatemala (ADIG), coincidió en que, si el promedio de los casi 18 millones de guatemaltecos está en esa edad, el sector tendrá una demanda alta en los siguientes años, “lo que es muy alentador”, en especial para las soluciones habitacionales de tipo vertical o edificios de apartamentos.

Buen momento

Marroquín explicó que el dato más optimista es el crecimiento de la demanda en los siguientes años, ya que al comprar vivienda hoy, se está garantizando una plusvalía a mediano y largo plazo.

En cuanto a las condiciones de financiamiento, comentó que, aunque en el año pasado hubo un leve incremento en las tasas, aun así son muy competitivas, comparadas al resto de Latinoamérica.

Además, con ese crecimiento de demanda viene una transformación del usuario orientado más a la renta, lo que también es una oportunidad para el mercado que invierte en bienes inmuebles.

De acuerdo con el presidente de la ADIG, esto se relaciona con una tendencia generacional que viene desde hace unos años y que se puede ver en el auge de las aplicaciones electrónicas de rentas cortas.

“Tiene que ver con los Millennials y Centennials, que priorizan tener más movilidad y menos compromiso a largo plazo, así como de rentar más y comprar menos”, añadió.

Poca oferta

Monique de Céspedes, experta en el sector inmobiliario de Guatemala y la región, detalló que el país actualmente cuenta con poco producto en todos los segmentos porque la oferta es baja, debido en parte a la coyuntura política del año pasado.

“Cuando los países están en un cambio político, muchas veces los desarrolladores prefieren esperar a que pase la inestabilidad, para no asumir riesgos”, aparte de que usualmente se requiere tener como mínimo de dos años de inventario, y el país actualmente tiene de 6 meses a 1 año como máximo. Es decir que está por debajo de la capacidad necesaria para generar nuevos productos y balancear la demanda.

Sin embargo, no ven que sea preocupante, siempre y cuando los proyectos estuvieran esperando el cambio de Gobierno para ejecutarse. “Si ahora la gente comienza a levantar los proyectos, en un año tendremos más producto otra vez”, teniendo en cuenta que las municipalidades no tomen más tiempo de lo normal para emitir las autorizaciones.

Céspedes detalló que esto también se ha reflejado en la disminución en ventas, sin embargo, no se debe a un mercado contraído, sino a la falta de oferta, como se indicó anteriormente.

“Se ha visto una disminución de nuevos proyectos para todos los segmentos socioeconómicos hacia el último trimestre del año pasado, por lo que existe la necesidad de desarrollar nuevos”, enfatizó indicando que esto no será inmediato, a menos que sean obras que ya vengan en planeación.

A pesar de lo anterior, la cartera de créditos hipotecarios mostró una trayectoria positiva, aunque disminuyó la velocidad de colocación, lo que se atribuye a un aumento en las tasas de interés aplicadas.

Panorama económico

Paulo De León, director de Inteligencia Económica y Financiera de Central American Business Intelligence (CABI), presentó que el sector inmobiliario está entrando en una desaceleración causada en parte por ese mismo comportamiento a nivel global, lo que afecta al país, combinado con la coyuntura política.

Pero “desde un pronóstico fundamentado y con datos”, el analista lo ve como una desaceleración normal y de la mano de lo que pasa en el exterior, lo que puede durar entre 6 a 9 meses, si no hay crisis políticas.

Al analizar la estabilidad de precios en los materiales de construcción, indicó que “hay desaceleración del índice de precios de materiales de construcción, pero aún está lejos de los niveles de hace 3 o 4 meses. Los precios están dejando de subir, pero difícilmente bajarán a los niveles anteriores”, explicó.

De acuerdo con el Índice de Precios de Materiales de Construcción (IPMC) realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), a diciembre de 2023, artículos como el acero estructural, varillas de hierro, láminas, acero calibre 22, melamina, alambre espigado y la pintura de aceite tuvieron un movimiento a la baja; mientras que la cal, piedrín y el selecto, entre otros, no variaron.

En tanto, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) del sector construcción que calcula el Banco de Guatemala (Banguat) sectorialmente, va con un rezago de entre 3 y 4 meses actualizado hasta antes de los bloqueos de octubre 2023, es decir hasta agosto y septiembre del año pasado.

No obstante, De León indicó que el sector construcción reacciona más optimista cuando hay buenas noticias y más pesimista cuando ocurre lo contrario, “por lo que es un termómetro muy fuerte”.