ECONOMÍA

Incrédulos e indignados, los argentinos se asoman a una nueva crisis

En Argentina, marcada por crisis cíclicas con hiperinflación, devaluación y bloqueo de cuentas, el nombre FMI es una mala palabra y mencionarlo cambió el ánimo.

Durante el 2015, cuando el presidente Macri asumuió el poder, Argentina volvió a la libre flotación del peso. (Foto Prensa Libre: EFE)

Durante el 2015, cuando el presidente Macri asumuió el poder, Argentina volvió a la libre flotación del peso. (Foto Prensa Libre: EFE)

“Tengo 66 años y he vivido muchas crisis financieras en este país”, dice Mabel Chamatropulos, una exempleada bancaria para quien el anuncio de que Argentina buscará una línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional es “un deja vu a épocas terribles”.


Como ella, muchos argentinos fueron sorprendidos con la decisión del presidente Mauricio Macri de acudir al FMI para atajar fuertes turbulencias financieras que llevaron a una depreciación del peso de más de 7% en un día y a subir la tasa de interés a 40%.

“Sería tristísimo que nos transformemos en una sociedad de clase baja con unos pocos ricos. Espero que esto no sea como el 2001”, cuando Argentina entró en una aguda crisis económica y social y se declaró en cesación de pagos, dice desolada en el centro de Buenos Aires Natacha, un ama de casa de 46 años.

Ricardo Rouvier, sicólogo social y consultor de opinión pública, sostiene que “la reacción del gobierno de acudir a la ayuda del FMI reaviva viejos fantasmas. Y el nombre del FMI, más allá de la mayoría que lo rechaza, genera también una percepción de mayor gravedad de la crisis”, explica.

En 2006, Argentina había saldado su deuda con el FMI, por 9.600 millones de dólares, y suspendió durante una década las revisiones periódicas del organismo.

“Típicamente argentino”

En 2015, con la asunción de Macri, Argentina volvió a la libre flotación del peso, después de años de control cambiario durante el gobierno peronista de centroizquierda de Cristina Kirchner.

De comprar dólares en efectivo en 'cuevas' que desarrolló el mercado negro los argentinos pasaron a abrir cuentas en divisas en sus propias agencias bancarias.

El mercado inmobiliario, que históricamente ha operado en dólares, se reactivó. Y aunque los argentinos piden préstamos bancarios en pesos para adquirir vivienda, los usan para comprar dólares y cerrar la transacción.

“Argentina, a pesar de que no es un país legalmente bimonetario, es culturalmente bimonetario. Los argentinos hacemos nuestras transacciones en pesos pero realmente estamos pensando en el dólar. El dólar es una moneda de ahorro, es una moneda reserva, es una moneda que sirve para prevenir situaciones como la actual”, refiere Rouvier.

En su taller de servicio de automóviles en Buenos Aires, Juan Carlos Lissa, de 64 años, le da la razón.

“Este mes ha venido con una notoria caída de clientela. Y no es solo en mi establecimiento, otros colegas me dicen que les pasa igual. Es algo típicamente argentino, cuando el dólar empieza a fluctuar el argentino se frena en el gasto”, indica Lissa.

“El dólar impacta en la tranquilidad. Desgraciadamente el argentino se basa mucho en el dólar”, resume.
Por eso, no podía haber peor noticia que la devaluación del peso ni más shock que un acuerdo con el FMI. “La deuda siempre la terminamos pagando nosotros”, afirma Lissa.

“Malhumor social”

“La situación actual genera en la población temor, incertidumbre y recuerdo de la crisis de 2001. Eso provoca un malhumor social”, indica Rouvier.

En el gobierno hay conciencia de ello y también presión de cara a 2019, año de elecciones presidenciales en las que Macri puede aspirar a la reelección.

“No es cierto que la historia siempre se repita”, aseveró el jefe de gabinete Marcos Peña, al asegurar que el auxilio pedido al FMI es “una tarea preventiva para evitar que llegue el impacto de una crisis fuerte a los hogares argentinos”.

Nicolás Dujovne, ministro de Economía, también intentó transmitir tranquilidad. “Estamos hablando con un FMI muy distinto. El FMI ha aprendido de las lecciones del pasado, así como todos lo hemos hecho”, dijo poco antes de viajar el martes a Washington.

Pero no convence a Chamatropulos. “Gran parte del equipo económico tiene sus ahorros en el exterior, en cuentas offshore”, lanza.

“Lamentablemente, esto también me lleva a pensar en la crisis griega. Cuando dicen el FMI no es el de antes ¿Qué dicen? ¿Cuál es entonces, el que estuvo ahogando a Grecia en los últimos años junto con la troika?”, remata.

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