Los bancos estadounidenses, cautelosos por la posibilidad de sanciones fuertes, han preferido cerrar sus cuentas en México o han impuesto a sus clientes más restricciones.
El problema es particularmente grave para las empresas mexicanas cuyos clientes les pagan en dólares.
En México, los bancos se niegan a recibir sus billetes verdes, incluso después de que el gobierno levantó en septiembre los límites impuestos cuatro años antes a los depósitos en efectivo de la moneda estadounidense.
El presidente ejecutivo de una de las mayores cadenas de farmacias mexicanas en la frontera con Estados Unidos, Roberto Castro, compara ese enfoque con la quimioterapia.
“Mata las células malas, pero también mata las buenas”, dijo Castro, cuyo padre fundó en 1964 la cadena Farmacias Modernas de Tijuana SA, conocida como Farmacias Roma.