La juramentación de los nuevos directores se produce en el marco de un proceso de reingeniería, en el cual se ha planteado sustituir a ese colectivo y convertirlo en una Tribunal Tributario Administrativo Aduanero que conocería el Congreso.

Eso implicaría que los recién juramentados directores no podrán ejercer sus funciones o, en todo caso, serían parte de una transición, señalan los analistas.

Es el primer cambio de Directorio desde la fundación de la SAT en 1998.

Lineamientos claves

Para Juan Carlos Paredes, consultor fiscal, los nuevos integrantes del órgano colegiado deberán dar legitimidad a su gestión con acciones relacionadas a cumplir con las proyecciones de cobro de impuestos, impulsar una política fiscal, con independencia, y resolver los problemas que aquejan a la institución con los contribuyentes.

“La tarea es darle un giro, aunque no entran en las mejores condiciones”, afirmó Paredes.

Guido Rodas, analista económico, subrayó que, a corto plazo, los directores deben darle credibilidad a la SAT y demostrar que con el superintendente que trabajen, lo harán en una misma dirección.

“Cambiar a los directores no necesariamente significa que van a mejorar las cosas”, aseguró.

Ambos entrevistados destacaron que los casos más recientes de supuestos actos de corrupción solo son una de las dificultades que atraviesa la entidad, ya que que los problemas son de fondo.

En todo caso, aseguran que se debe hacer una depuración de la institución, y que en la discusión de los cambios a la Ley Orgánica se asignen más responsabilidades a los directores y al superintendente.

Maynor Cabrera, analista económico independiente, calificó de “muy compleja” la situación actual de la SAT, y que no podrá resolverse en uno o dos años.

Para el 2016 se proyecta una meta de recaudación de Q53 mil 850.4 millones, en lo que será el primer año de gestión del presidente Jimmy Morales.

Propuestas

Una de las instrucciones que giró el mandatario luego de seleccionar a los nuevos directores fue empezar con un nuevo mecanismo para elegir al jefe de la SAT.

Una de las propuestas es que el superintendente sea elegido para un período de cuatro años y que sea nombrado por el presidente de la República a propuesta del Directorio de la institución.