¿Qué desafíos enfrenta el país en el empleo?
Un desafío central, no solo en Guatemala, sino en toda la región. Es la generación misma de empleos, pero particularmente para la juventud, un sector donde está más acentuado y, en muchos casos, alcanza hasta 30 por ciento.
Los empleos que se generan se concentran en la capital, entonces una porción de la población se queda sin trabajo y si consigue, debe recorrer grandes distancias para emplearse.
¿Es decir que la situación va más allá de solo crear empleos?
El gran desafío es cómo generar empleos de calidad y que sean dignos. Los empleos que ahora se crean, en especial para los jóvenes, son de baja productividad, de cuentapropistas; en la informalidad, de baja tecnología y, en consecuencia, generan niveles de ingresos relativamente bajos, y eso explica de alguna manera el estancamiento del salario.
¿Dónde tendría que comenzar el país?
Aquí tiene cabida la educación. Para lograr empleos de calidad y con una mejor remuneración se debe aumentar el promedio de educación, que en Guatemala se sitúa alrededor de 4.1 años —quinto grado de primaria— hasta 10 años como mínimo.
Además hay que hacer que la educación tenga un enfoque técnico y científico, que se adapte a la demanda del mercado laboral.
¿Después, o paralelo a esto, qué viene?
Se deben propiciar las condiciones que permitan la creación de empleos, porque no es suficiente solo generar trabajos, sino también las condiciones sociales.
¿Cuáles son estas condiciones?
En Guatemala, el 80 por ciento del empleo lo genera la pequeña y mediana empresa, si eso se relaciona con la baja productividad, y si se le suma la posibilidad de que una empresa de estas desaparezca en los primeros tres años, eso significa un potencial de crecimiento que puede desarrollarse.
¿Qué debe reformarse?
El cambio de clima de negocios. Hay que pensar dónde se pueden cambiar los esquemas y cómo romper la burocracia en el ámbito público y privado.
La facilitación de trámites de inscripción de empresas mejora el clima de negocios y la competitividad al permitir que la micro, pequeña y mediana empresa se formalice.
¿Esto es a la vez un cambio de paradigmas?
Es propiciar oportunidades que permitan que los sectores puedan participar mejor en la generación de empleo y riqueza. Se trata de un paradigma de descentralización, donde haya un sistema de subsidiariedad claramente definido.
