A 50 metros de la casa en que vivía Jimmy pasa un río de aguas negras y un kilómetro más adelante se une al río Platanitos, desde donde se centró la búsqueda desde la mañana del miércoles.

El oficial de los Bomberos Voluntarios Adán Hidalgo explicó que el ímpetu por el rastreo nunca menguó, motivado por la solidaridad mostrada por los vecinos.

“La gente está unida, y nosotros no podemos decepcionarlos; nos vamos hasta que el niño aparezca”, aseguró Hidalgo durante el segundo día de búsqueda.

Aprendió a leer

En el asentamiento, la búsqueda del pequeño Jimmy fue la prioridad. En la escuela pública primaria  Niño Victorioso, Santa Isabel 2 mil 700 niños no reciben clases desde la emergencia.

El aula de primero primaria de la jornada vespertina, en la que estudiaba Jimmy, se encuentra desolada.

La maestra Enma Ramírez indicó que el escritorio en el que a él le gusta sentarse, en la última fila, tiene dibujado  un oso en el respaldo, y “por eso es su pupitre preferido”.
Jimmy no aprobó el grado en el 2015, porque no aprendió a leer. Pero este año fue diferente, y en mayo   su empeño consiguió el objetivo. “Alcanzó su meta: aprendió a leer”, comentó su maestra.
“Ese niño estaba contento. En cinco meses pudo lograr lo que el año pasado fue dificultad. Recuerdo que le contó a su mamá, y estaban contentos”, manifestó Ramírez.

La profesora indicó que el niño siempre mostró  comportamiento en la escuela. “Es obediente y  muy responsable con sus tareas”, expresó. También reveló que el niño padecía eventuales ataques epilépticos.

“Mi mejor primo”

La maestra trató de hablar  en presente, pero no es la única que abrigaba esperanzas.  “Ojalá que esté vivo mi primito. Él era mi mejor amigo, mi mejor primo. Siempre salimos a jugar con nuestra pelota, íbamos a las canchas a pelotear”, relató Cristian Vega, de 10 años.

Aunque en la colonia Cristian y Jimmy vivían a un kilómetro de distancia, era usual verlos juntos.

“Era muy alegre, no decía malas palabras. A veces me regañaba cuando yo las decía”, manifestó Cristian,  sin contener sus lágrimas.

Los juegos no eran las únicas ocasiones en que se miraban. En un negocio de lavado de vehículos de  un familiar solían trabajar por las mañanas.

“Yo no estudio, pero Jimmy sí  se iba —del negocio—, porque al mediodía  entraba a clases”, indicó su primo.

En el albergue instalado en el centro educativo está alojada la familia.  La madre de Jimmy, Edelmira Ratzán,  constantemente llora y no quiere hablar con nadie.

La abuela del menor, Sebastiana Cortés, manifestó a Prensa Libre: “Queremos que encuentren a mi nieto, no importa cómo, pero por favor  no paren  de buscarlo”.

Cortés explicó que la familia está  devastada. “Queremos encontrarlo, y eso nos calmará en algo el dolor. Además, pedimos que se investigue el derrumbe”, dijo.