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Repercusiones en la salud

Expertos afirman que los  efectos perjudiciales de los atascos recaen   en la población guatemalteca  en términos de deterioro de su calidad de vida.

El estrés se ha convertido en un problema muy frecuente que impacta de manera negativa en la salud de los individuos. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

El estrés se ha convertido en un problema muy frecuente que impacta de manera negativa en la salud de los individuos. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

Los daños van desde contaminación acústica y atmosférica hasta impactos en   la salud mental.
Antonio Rivera, psicólogo clínico, especialista en salud mental y emocional, indica  que los primeros síntomas que sufre una persona en el tránsito son frustración y enojo, ya que  desean llegar al destino lo  antes posible, y al no cumplirlo se frustran,  y eso los  lleva a la ira.
 De esa cuenta, dice, se provocan percances, los usuarios bocinan, se enojan  y se agreden.
Según el experto, los  primeros síntomas de estrés al estar en el tránsito se ocasionan con tan solo 10 minutos de permanecer en este; además, los costos económicos se elevan porque tienen que recurrir a gastos médicos.
Rivera refiere que los síntomas emocionales del estrés más frecuentes son irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión y fluctuaciones del estado de ánimo, entre otros.
Se incrementan conductas de trato brusco hacia los demás, así como tensión muscular, manos frías o sudorosas, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda y cuello.

Contaminación

Abelardo Pérez Zamora, ingeniero ambiental, indica que los vehículos al usar combustibles fósiles —gasolina y diésel— emiten dos categorías de contaminantes:  la de gas de efecto invernadero y  contaminantes, los cuales son perjudiciales para la salud en cantidades muy concentradas.
Asimismo,  manifiesta que en las horas pico la velocidad de los vehículos   es de unos  cuatro kilómetros por hora en las arterias de mayor concentración vehicular, y en  las  más despejadas la velocidad está entre 30 y 40 kilómetros por hora.
Pérez Zamora  subraya que un vehículo que circula a  baja velocidad tiene un alto consumo de combustible y el mayor funcionamiento del motor del carro  conlleva más  desgaste por calentamiento y más  consumo de combustible.
Esa situación vehicular genera  gran cantidad de emisión de gases cuando se conduce a velocidades bajas, ya que constantemente se acelera y desacelera, y esto provoca que se acumulen más gases tóxicos.

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