“Mi mamá es recicladora -recolectora de cartón y aluminio- con eso se gana la vida“.
Pequeño de estatura, pero con carácter de adulto, el niño explica que cada día sale de Palín a las 4.30 horas para llegar a tiempo a su jornada laboral, que comienza cerca de las 7 horas, en una venta de cocos en el mercado La Terminal en la zona 4 de la capital.
Después de recorrer varios callejones en La Terminal, el niño llega a su área de trabajo. Su saludo “buenos días doña” fue replicado con un breve, “buenos días Juan, ayúdame a pelar cocos, hay un pedido de dos docenas” y así, de esa forma, inicia el día de trabajo, que se extiende hasta las 15 horas.
La vida del pequeño trabajador, no está ceñida al machete y a los cocos, pues este año, por motivación de su mamá, continuó sus estudios de primaria en el Programa Educativo del Niño, Niña y Adolescente Trabajador, que funciona en el mercado. Actualmente cursa la etapa dos -tercero y cuarto año de primaria-, y como a Juan Francisco le gustan las matemáticas, aspira a graduarse se perito contador.
Contra el trabajo infantil
Cerca de dos millones de niños y adolescentes en Centroamérica realizan algún tipo de trabajo, en especial en agricultura, industria y servicio doméstico, según la Organización Internacional del Trabajo.
En Guatemala existen más de 850 mil niños que realizan diversos tipo de trabajo. En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra este 12 de junio, los organismos internacionales hacen un llamado a introducir medidas que permitan mejorar y ampliar la protección social en los niños y adolescentes del mundo.
