Conforme el tiempo, esta división se fue ampliando hasta mediados del siglo XIX, cuando son creados nuevos departamentos, tales como Jutiapa y Santa Rosa.

La Cuna del Sol

Cuajado de montañas, volcanes, lagos y flores, este antiguo territorio de pipiles y xincas, es hoy un pujante departament, cuyos habitantes, herederos del mestizaje, tienen orgullo de su linaje ibérico.

Jutiapa tiene una extensión de 3 mil 219 kilómetros cuadrados y está ubicado en el oriente del país.

De su historia primitiva se puede mencionar la posesión de restos arqueológicos de antiguas y florecientes ciudades indígenas, posiblemente popolucas, pipiles y xincas. Los españoles encontraron señoríos indígenas como el de Mitlán (de donde se derivó el nombre de Mita), y Paxá, que después se transformó en Pasaco. Merece mencionarse especialmente la toma del Peñol de Jalpatagua, lugar en el que se libraron numerosas batallas entre los conquistadores e indígenas que defendieron el territorio a costa de sus vidas.

Jutiapa cuenta con innumerables atractivos naturales, volcanes, ríos, lagunas, lagos y playas de arena negra. Además, posee muchas manifestaciones culturales, de folclor y tradición, con influencia hispánica que se dejan ver en fiestas patronales, como jaripeos, corridas de toros, carreras de caballos y zarabandas.

En honor a la primera santa

Santa Rosa está provisto de uno de los ríos más importantes del país, el de Los Esclavos, famoso por el puente centenario del mismo nombre.

El nombre del departamento está dedicado a la primera santa de América: Santa Rosa de Lima.

Santa Rosa tiene una extensión territorial de 2 mil 055 kilómetros cuadrados.

Primitivamente, el territorio estuvo ocupado por el señorío Xinca durante el periodo Prehispánico, y se extendía desde la costa hasta las montañas de Jalapa, aunque también se han localizado evidencias de los pipiles.

Al inicio de la colonización española el territorio era conocido como Nuestra Señora de los Dolores o de la Candelaria de los Esclavos. En 1570 contaba con un sacerdote. El 21 de agosto de 1573, a solicitud de Baltasar de Arenas, síndico del reino, se acordó la construcción del puente de Los Esclavos, en 1592. Posteriormente Santa Rosa fue parte de la alcaldía de Escuintla y Guazacapán.

El comercio y la fertilidad de sus tierras llevaron la prosperidad económica a la región, un punto importante de tránsito comercial, por ser paso obligado de mercancías que procedían de Honduras y El Salvador.

Santa Rosa es un departamento con una mayoría de población ladina; sin embargo, es uno de los más ricos en folclor; prueba de ello es la tradición oral enriquecida con cuentos, leyendas, historias, poesía y música popular. Posee numerosos atractivos naturales que la hacen apetecible para el turismo.