Unido a ello, las escasas fuentes de abastecimiento, como nacimientos y aguajes, se secan por deforestación, mal manejo de los bosques o desvío de caudales.

En un panorama más crudo, muchas comunidades pelean por la posesión de las fuentes de agua, lo cual pone en riesgo el abastecimiento.

¿Y qué hay del tratamiento del agua? Aunque existe una normativa para tratamiento de agua para consumo humano, la mayoría de comunas del país no la aplican.

Un caso emblemático lo reflejó la nota publicada el 21 de junio de 1961, que en el párrafo inicial decía: “Un grave problema está afrontando la población de Chiquimula, en lo que al servicio de agua potable se refiere, pues ocurre que se está haciendo llegar al líquido proveniente del río Tacó, directamente a los consumidores, es decir, sin pasar previamente a los tanques de sedimentación y filtración”.

En un tono despectivo, los usuarios llamaron “chilate” al líquido que recibían, porque tenía aspecto “chocolatoso” y además olía mal.

En aquella fecha se indicó que el responsable del mal servicio había sido el exalcalde Carlos Aquino Franco, quien no había dado mantenimiento a los filtros ni se había preocupado por el tratamiento adecuado del agua.

Según los vecinos, la comuna sí había recibido entrenamiento por parte de Obras Públicas sobre el mantenimiento de cañerías, cloración y tratamiento del agua, y manejo adecuado de filtros.

Un dato interesante de entonces es que los chiquimultecos se oponían a la instalación de contadores, por considerarlos inútiles y caros.

En su defensa, la comuna argumentó que eran necesarios, para evitar el desperdicio de agua.