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1944: desembarco en Normandía

En un día como hoy 6 de junio de 1944, paracaídistas británicos y estadounidenses invadieron las playas de Normandía, Francia. Era el comienzo del fin de la Alemania Nazi.

Las tropas aliadas llegan las playas francesas el 6 de junio de 1944. (Foto: Wikimedia Commons)

Las tropas aliadas llegan las playas francesas el 6 de junio de 1944. (Foto: Wikimedia Commons)

Para Estados Unidos y sus aliados, además de la caída del régimen de Hitler, era el fin de la Segunda Guerra Mundial. La acción militar es considerada una de las más grandes de la historia.


La ofensiva destrozó la “muralla atlántica” de Hitler y fue el primer paso de la sangrienta marcha a Berlín que terminó 11 meses después con la rendición germana.  Se denomina “Día D” porque es un término generalmente utilizado por militares para señalar el inicio de una operación o ataque.

Con el nombre en código de “Overlord” (jefe supremo) y con la participación de cerca de tres millones de soldados -en su mayoría de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá- bajo el comando unificado del general Dwight D. Eisenhower, la operación comenzó con el bombardeo de las baterías costeras alemanas a las 12.15 de la madrugada.

A la 1.30, comenzaron a descender los primeros paracaídistas de la división aerotransportada número 101 del ejército estadounidense -con los rostros ennegrecido con carbón- detrás de playa Utah a través de una espesa capa de nubes. Algunos fueron muertos en el cielo durante los rutinarios ejercicios antiaéreos de los alemanes.

La fuerza de desembarco de 154 mil hombres, ayudada por una ingeniosa red de bahías y rompeolas artificiales, desembarcó en cinco cabezas de playa bajo el velo del bombardeo naval y aéreo desde 600 barcos y 11 mil aviones de guerra. 

Los primeros entraron a playa Omaha a las 6.30 de la mañana y encontraron una dura resistencia de las bien atrincheradas posiciones alemanas en los farallones de arriba.

Decenas se ahogaron o fueron blanco del fuego de ametralladoras y morteros antes de llegar a la playa, creando un obstáculo flotante para los hombres que venían atrás. Los cuerpos de más muertos y heridos rápidamente cubrió la fuertemente minada y alambrada playa. 

“Con la excitación y el miedo se nos doblaban las rodillas”, declaró el sargento Thomas Turner, de la infantería 116, quien fue herido. Su hermano fue muerto allí mismo. 

“Después que se dispararon algunos tiros, sin embargo, nos repusimos. Teníamos confianza. Teníamos la sensación de que podríamos derrotar a cualquiera. La primera división alemana que enfrentamos la demolimos”.

Fue el primer combate real para las 116, compuesta por unidades de la guardia nacional de Maryland y Virginia, y la cuarta parte de hombres murió. Estaba vinculada a la primera división de infantería, “The red big one” (la roja gigante), que fue tema de una película y que luchó en el norte de África y Sicilia.

La batalla “se ganó por iniciativa y el coraje de los soldados rasos y tenientes segundos y capitanes de la playa que asumieron la actitud de 'nos podemos quedar aquí y ser muertos o avanzar y ser muertos'”, expresó por su parte el historiador Ray Saktes, de la universidad del Sur de Misissipi. 

Las dos unidades sufrieron alrededor de 3 mil bajas en un desesperado avance desde el frente playero que demoró hasta el mediodía. La cifra de bajas fue casi idéntica para los paracaídistas de las unidades aerotransportadas números 101 y 82.

“Están a punto de embarcarse en una gran cruzada”, dijo Eisenhower a su fuerza invasora antes que zarpara por el canal de la Mancha en 4 mil transportes de tropas, castigados por fuertes mareas y poderosos vientos. 

“Buena suerte e imploremos todos la bendición del Dios Todopoderoso para esta gran y noble empresa”. 

Imágenes del “Día D”el 6 de junio de 1944. (Video: tomado de Youtube)

Cuando recibió el título de Jefe Supremo en Londrs, el 14 de enero de 1944, Eisenhower fue asignado a una misión que era asombrosa en su simplicidad.

“Entre al continente de Europa y… hágase cargo de las operaciones destinadas al corazón de Alemania y la destrucción de sus fuerzas armadas”. 

Pero la estrategia para el día D se había preparado durante meses de intrincada planificación que primero requirió convencer a los británicos que era preferible invadir el sur de Francia que comenzar la marcha sobre Alemania desde la lejana península de los Balcanes. 

El sitio de la invasión era el punto costero de entrada más fuertemente fortificado del “fuerte Europa” de Hitler, y el dictador nazi había declarado que “ninguna fuerza de la tierra puede sacarnos de esta región contra nuestra voluntad”. 

El ataque fue planeado originalmente para el 5 de junio, pero tuvo que ser postergado por el tiempo extremadamente malo, factor que terminó siendo favorable a los aliados.

El mariscal de campo Erwin Rommel, el verdugo de los británicos en el norte de África y ahora el comandante de las defensas germanas del canal, había regresado a su casa, a Obersalburg, el 5 de junio para el cumpleaños de su esposa, convencido que las condiciones climáticas atrasarían la invasión por dos semanas por lo menos.

Fue informado telefónicamente del ataque a las 7.30 de la mañana, una hora después del primer desembarco e inmediatamente regresó a Normandía. Pasaron otras dos horas antes que se informara a Hitler.

Cuando Rommel logró que el alto comando alemán aceptara su plan de llevar a cabo un contraataque con tanques Panzer mientras los invasores todavía estaban en las playas de Normandía, era demasiado tarde para que se detuviera el avance.

Los invasores lograron despejar las playas en pequeños grupos y, con el resplado del fuego naval, pudieron llegar hasta los elevados búnkers alemanes sólo para encontrar que sus grandes cañones, en muchos casos, ya habían sido llevados tierra adentro.

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