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París, el refugio ideal de intelectuales chapines

París, la capital de Francia, ha sido centro de cultura universal, y eso es innegable.  París ha sido el refugio ideal para bohemios, sibaritas y creadores. Ha sido también la fuente universal de la cultura contemporánea, y eso es innegable.

Torre Eiffel, emblema de París. (Foto: Hemeroteca PL)

Torre Eiffel, emblema de París. (Foto: Hemeroteca PL)

Prensa Libre publicó en Revista D del 2 de noviembre de 2014 sobre la vida de varios intelectuales guatemaltecos que encontraron en la capital francesa su fuente de inspiración y las raíces de su identidad. 

París, con su visión cosmopolita del mundo, abrió la mente de librepensadores del mundo, y los guatemaltecos no fueron la excepción.  Y aunque la lista de chapines incluye escritores, escultores y pintores, esta remembranza solamente tocará la vida de cuatro grandes de las letras.

Desde la restauración del imperio napoleónico se consagró como el centro cultural del mundo. De hecho, fue la primera metrópoli con afanes cosmopolitas conscientes. Así lo atestiguan sus grandes avenidas, su torre Eiffel, el Louvre, Notre Dame y otros.

La lista de intelectuales guatemaltecos que han vivido en París es exclusiva. Sin embargo, resulta curioso encontrar casos paradigmáticos en los que la Ciudad Luz ha servido, al menos, como escenario para el encuentro de la identidad estética de varios artistas.

Para comprender la realidad propia es conveniente tomar distancia de ella. Esto parece haber sucedido con varios de nuestros artistas, quienes pudieron comprender a cabalidad su realidad más profunda después de haber viajado a París y conocer los movimientos intelectuales de vanguardia en aquella ciudad. La estancia en la capital francesa les provocó, en lo más profundo de su ser, un viaje a la semilla de su identidad.

Pepe Milla

Así, encontramos a José Milla (1822-1882). El creador de la novela guatemalteca buscó refugio en la Ciudad Luz tras la caída del régimen conservador en Guatemala. Eran sus años maduros; sin embargo, fue ahí donde vio la luz primera su famoso Juan Chapín, personaje prototípico de su literatura. En esa ciudad escribió también una de sus obras más atrevidas e innovadoras: “Viaje al otro mundo pasando por otras partes”. Es una novela experimental, cargada de simbolismos en la que el escritor contrasta lo guatemalteco con lo universal.

Culto y refinado

El caso de Enrique Gómez Carrillo (1873-1927) es el inverso: para su “refinado” sentido estético, Guatemala era apenas una aldea que no le permitía liberar su palabra cosmopolita. De ahí su temprana evasión hacia la ciudad universal por excelencia. El príncipe de los cronistas desarrolló su más importante actividad literaria en París, ciudad en donde conquistó fama de dimensiones universales.

Cardoza creativo

Luis Cardoza y Aragón (1904-1992) también recibió en esta metrópoli el impulso creativo fundamental para su desarrollo artístico. En aquella ciudad conquistó la amistad y la admiración de los principales representantes del surrealismo: Bretón, Eluard y Arnaud. Como producto de ello, publicó los poemarios Luna Park y Maelstrom, ambos, los mejores ejemplos del surrealismo poético latinoamericano.

El Gran Moyas

El caso más emblemático de la influencia parisina es el de Miguel Ángel Asturias (1889-1974). En esa ciudad maduró sus inclinaciones literarias y desarrolló una experimentación estética en las corrientes de vanguardia en boga. Se codeó con los círculos más prolíficos del surrealismo y buscó en lo onírico la fuente de su inspiración estética. Sin embargo, nunca encontró lo que buscaba; en cambio, descubrió lo que tanto anhelaba en el maravilloso mundo indígena guatemalteco.

Se topó así con el Realismo Mágico, que a la postre se convertiría en el sello de identidad latinoamericana. Como producto de ello, concibió Leyendas de Guatemala, publicada en 1930 y prologada por el entonces más codiciado crítico literario: Paul Valéry. Ahí también dio forma a su novela más conocida: “El señor presidente”.

Así, París, la Ciudad Luz, hoy golpeada por el terrorismo, ha cautivado a cientos de artistas, pintores y turistas. Y es que su encanto no se queda en la Torre Eiffel o su Arco del Triunfo sino que trasciende hasta las orillas mismas del río Sena.
París es fiesta y seguirá siendo la fiesta del arte, la ciencia y el encuentro milenario del arte.  En París se respira el medioevo, el Renacimiento y la Era Moderna.
En París se respira la Revolución Francesa y sus legados… en París se respira el aire de ayer, hoy y siempre. Es París de Víctor Hugo, Notre Dame y El Louvre. Es la ciudad cautivadora por excelencia.

Diez lugares para admirar y disfrutar París, Ciudad Luz. (Video: tomado de Youtube)

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