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Voraz incendio consume colonia La Ruedita en 1975

Setenta y cinco covachas de la colonia La Ruedita, zona 3, quedaron reducidas a cenizas el 24 de noviembre de 1975; un incendio dejó sin techo a unas mil quinientas personas. La colonia está ubicada en la 9a. calle final de esa zona.

Titular de Prensa Libre del 25/11/1975. (Foto: Hemeroteca PL)

Titular de Prensa Libre del 25/11/1975. (Foto: Hemeroteca PL)

Las sirenas de las estaciones centrales de los cuerpos de bomberos establecidos en la capital se dejaron escuchar a las 12.15 horas, y alertaron a los vecinos del siniestro.

Los vientos de la época contribuyeron a que el fuego se propagara rápidamente e hicieron la labor de sofocamiento difícil. Una a una, las viviendas, que en su mayoría estaban construidas de madera y cartón, fueron consumidas por el fuego. Los moradores corrían en varias direcciones, en su intento por sacar lo poco que pudieron salvar.

Ante la gravedad de la situación se hizo necesaria la presencia de los bomberos de Aeronáutica Civil, que junto con los voluntarios y los municipales, coordinaron la labor de extinción logrando de esta manera un trabajo más efectivo. Varios niños que estaban cercados por las llamas optaron por bajar al barranco que colinda con la colonia para resguardar sus vidas, mientras que varios padres de familia suplicaban a los bomberos que los buscaran.

Drama humano

Personas que observaban cómo el fuego consumía sus viviendas se lamentaban y pedían a Dios que no los castigara de esa manera si algo malo habían hecho. “¿Dónde está ese Dios?”, gritaba uno. Otro decía: “No creo merecer este castigo”.

No fueron también pocas las personas víctimas de los ladrones, ya que hicieron su aparición en los momentos más difíciles de la labor de extinción del fuego. Entre las víctimas estaban José Antonio Sánchez, a quien le robaron sus ahorros consistentes en Q50, una máquina de coser, una grabadora y un gavetero. Eliseo López perdió Q600 que tenía en una caja de metal, así como una escritura de una propiedad, ropa y cristalería.  Así como estas personas, otras más sufrieron la acción de los pillos que se aprovecharon de la confusión y pena de quienes observaban cómo sus viviendas eran pasto de las llamas.

Cabe destacar que por la labor coordinada de bomberos voluntarios y los municipales no se lamentaron daños personales, aparte de algunos quemados de poca consideración que fueron trasladados a centros hospitalarios por socorristas de la Cruz Roja guatemalteca.

Al poco tiempo de conocerse la situación en que quedaron más de mil personas damnificadas, emisoras particulares iniciaron una campaña de ayuda para socorrer a las víctimas del incendio. Cajas con alimentos y ropas se vieron llegar a las emisoras, como donación del pueblo a quienes se quedaron sin techo.

A La Verbena

Los damnificados del incendio de La Ruedita fueron trasladados a un predio de seis manzanas ubicado a inmediaciones de La Verbena, indicó el Comité Nacional de Emergencia. Muchos de los afectados se les negó ser trasladados a otro lugar ya que indicaron que tenían más de 20 años de vivir en ese sector. 

Finalmente, fueron ubicadas 280 personas en los terrenos de La Verbena, donde se ubicó un campamento provisional. Treinta y cinco años después del incendio La Ruedita permanece y hoy es una populosa colonia en la periferia del centro histórico de la capital.

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