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¿Cómo afecta las luchas entre los carteles de la droga en México el secuestro de un hijo de Joaquín el Chapo Guzmán?

Guerra o negociación son los escenarios previsibles en el mercado de las drogas en México tras el secuestro de uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, <em>el Chapo.</em>

Policías vigilan una carretera en Puerto Vallarta, Jalisco. AFP

Policías vigilan una carretera en Puerto Vallarta, Jalisco. AFP

El que acabemos con uno u otro dependerá de si la víctima, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, permanece con vida, coinciden especialistas. Pero en todo caso el incidente ocurrido la madrugada del lunes en Puerto Vallarta, Jalisco, modifica el mapa del narcotráfico en el país.

Por un lado exhibe el crecimiento del cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al que las autoridades responsabilizan del secuestro.

Y al mismo tiempo muestra una eventual debilidad del cartel de Sinaloa o del Pacífico, como también se le conoce.

Es una consecuencia del nuevo encarcelamiento del Chapo, le dice a BBC Mundo Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el organismo de inteligencia civil del gobierno mexicano.

El capo mantuvo el control de su grupo durante el año que permaneció en la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, de la que escapó.

Pero la nueva recaptura cambió su situación. “No le ha sido posible mantener el control de la organización”, dice el especialista.

“Las medidas que ha tenido en prisión y su cambio a Ciudad Juárez le ha impedido tener el contacto fluido para dirigir al grupo”, agrega.

La disputa

El secuestro de Alfredo Guzmán es un desafío del CJNG al cartel de Sinaloa. Pero también es una evidencia de la guerra entre ambos grupos.

Desde hace varios meses hay un repunte en la violencia en ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez y Colima, controladas por la organización del Pacífico.

Esto significa, dice Valdés Castellanos, que existe una disputa por esos territorios.

En esas poblaciones existen algunas de las rutas de narcotráfico más importantes del país.

La organización de Sinaloa obtuvo su control después de derrotar a los carteles de Juárez y de los hermanos Arellano Félix.

Ahora parece existir una nueva batalla por esas trincheras, pero no es todo.

En los últimos meses han ocurrido varios ataques a personas cercanas a Guzmán Loera.

A mediados de junio un grupo armado saqueó la casa de su madre en la comunidad de La Tuna, municipio de Badiraguato, Sinaloa.

En medios locales se responsabilizó al grupo de los hermanos Beltrán Leyva del ataque.

Luego dos sobrinos de su actual esposa, Emma Coronel, fueron asesinados. Y después ocurrió el secuestro de Alfredo Guzmán en el balneario de Puerto Vallarta.

Esto no hubiera ocurrido hace un par de años, cuando el capo estaba en libertad.

Su recaptura ha sido un incentivo para que otras organizaciones pretendan arrebatarle su territorio, dice el analista Guillermo Valdés.

Nuevo territorio

En el mundo del narcotráfico, la percepción sobre los rivales es fundamental, dicen especialistas.

Aunque la imagen del CJNG se fortaleció, aún es temprano para saber si rebasó a la organización de Sinaloa, considerada por varios años como una de las más poderosas de Latinoamérica.

Los dos carteles, empero, son actualmente las más importantes de México. Esto se refleja en el terreno.

La Comisión Nacional de Seguridad y la Procuraduría (fiscalía) General de la República detectaron una presencia creciente de la organización de Jalisco en zonas donde existían otros grupos.

Es el caso de Tabasco y Veracruz, donde la banda de los Zetas tuvo el control durante más de una década.

Lo mismo ocurre en Guanajuato y Michoacán, controladas hasta 2014 por el cartel de los Caballeros Templarios, ya desarticulado.

Y hay otro dato adicional. Jalisco, sobre todo el municipio de Zapopan, es desde los años 80 residencia de las familias de los jefes del cartel de Sinaloa.

Allí viven, por ejemplo, la primera esposa del Chapo, Alejandrina Salazar, así como la madre de Sandra Ávila Beltrán, conocida como la Reina del Pacífico.

Zapopan es, actualmente, una zona con fuerte presencia del CJNG.

¿Guerra o paz?

Algunos analistas como el escritor Héctor de Mauleón, quien cita a “reportes de inteligencia del gobierno” dicen que puede haber una negociación por la vida de Alfredo Guzmán.

En eso coincide el exdirector del Cisen. Para el Chapo, su familia siempre ha sido “importantísima”, y por ello su hijo puede convertirse en una moneda de cambio.

Uno de los escenarios es que el CJNG lo entregue a cambio de controlar alguna de las rutas del grupo de Sinaloa.

Pero el otro es que Guzmán Salazar no sobreviva al secuestro. Y la respuesta será la guerra.

“El historial del Chapo habla de un proceso de venganza severo, no inmediato pero sí habría consecuencias, un conflicto violento y muy fuerte”, explica Valdés Castellanos.

Hasta dónde puede llegar la batalla todavía se desconoce.

Según la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, el cartel Jalisco Nueva Generación se ha convertido en uno de los más fuertes y peligrosos de México.

Del otro lado la organización de Sinaloa es la principal proveedora de heroína, marihuana y drogas sintéticas al mercado estadounidense.

Sus ganancias son todavía las más grandes en el escenario del narcotráfico mexicano y eso le permite sostener un ejército de miles de sicarios, según han dicho analistas como Edgardo Buscaglia.

Pero al mismo tiempo su principal estratega está en prisión.

El actual jefe del cartel, Ismael Zambada García, el Mayo, “no es un líder tan agresivo como el Chapo“, sostiene el exdirector del Cisen.

“No es como el general militar que ataca y avanza”. La pregunta, entonces, es si la ruta de los carteles será un reacomodo negociado o por la vía violenta.

Y eso, insiste Valdés Castellanos, “es lo que no sabemos”.

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