El camino para el quinto mandato de Ortega y cuarto consecutivo quedó allanado cuando la Policía Nacional, que dirige un consuegro del mandatario, arrestó a siete posibles candidatos presidenciales de la oposición que se perfilaban como sus principales rivales y que podían servir de contrapeso.
Otros dos aspirantes disidentes se marcharon al exilio alegando razones de seguridad.
Sin competencia electoral, la jornada se ha centrado en otros dos ejes: el nivel de participación y la legitimidad que tendría Ortega, quien, por su lado, consideró que lo que está en juego es la paz o el “terrorismo”, esto último, según él, promovido por la oposición excluida de los comicios.
Ortega ataca a la oposición
Tras depositar el voto junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, que también aspira a reelegirse, Ortega ofreció un mensaje en una cadena televisiva y radial en el que atacó a los opositores encarcelados y en el exilio, así como a las protestas que estallaron contra su Gobierno en abril de 2018.
“Estamos realizando estas elecciones, y seguros de que en esta batalla, que es una batalla histórica, donde hay que decidirse por el terrorismo, la confrontación, la guerra o la paz”, dijo Ortega desde la Casa de los Pueblos.
El mandatario ofreció sus declaraciones a mitad de la jornada electoral, que ha transcurrido en calma y con baja afluencia de votantes, en contraste con los pronósticos del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que predijo una votación masiva.
La oposición excluida de participar en las elecciones, los nicaragüenses en el exilio y la Asociación Madres de Abril, que aglutina a familiares de las víctimas del estallido social de 2018, lanzaron campañas desaconsejando votar bajo el argumento de que hacerlo sería legitimar a la “dictadura Ortega Murillo”.
Los opositores están utilizando las etiquetas #YoNoBotoMiVoto, #YoNoVoto o #NicaraguaNoVota, entre otros, con las que instan a los nicaragüenses a no salir de sus casas, mantener las puertas cerradas y las calles vacías, porque consideran que “no hay por quién votar” y que, hasta ahora, lo califican como un éxito.
Exiliados repudian “circo
Miles de nicaragüenses exiliados en Costa Rica protestaron por las principales calles de la capital contra el “fraude” y el “circo” electoral orquestado, según dijeron, por el presidente Ortega.
En el marco de una jornada de manifestaciones, varios colectivos opositores nicaragüenses se unieron alrededor del mundo, incluido en Madrid, Miami, Panamá y Washington, para repudiar las elecciones y pedir al mundo que no reconozca los resultados electorales en Nicaragua al considerar que el proceso es una farsa que solo busca reelegir a Ortega.
Con pancartas y consignas como “No tenemos por quien votar todos están presos”, “SOS Nicaragua”, “Viva Nicaragua libre”, “Ortega escucha seguimos en la lucha”, “Yo no salgo a votar el 7 de noviembre” los protestantes pidieron a la población no salir a votar y a la comunidad internacional no reconocer las elecciones.
Human Rights Watch (HRW) calificó como una “farsa” las elecciones en Nicaragua, y según escribió en su cuenta de Twitter José Miguel Vivanco, director ejecutivo para las Américas, “Ortega asumirá su cuarto mandato consecutivo a fuerza de represión, censura y miedo”.
Legitimidad está en juego
“Hoy el mundo entero será testigo de la coronación de la dictadura en Nicaragua. El sainete electoral está en curso: unas “elecciones” sin más candidatos que los del régimen; unos “comicios” con toda la oposición en la cárcel y con la soldadezca en la calle”, escribió, por su lado, el expresidente costarricense Luis Guillermo Solís en su cuenta de Twitter.
Para Solís, el proceso electoral nicaragüense “hace mofa de los métodos e instrumentos de la democracia, manipulándolos”, y, con ello, “el régimen desafía socarronamente a la comunidad internacional, sintiéndose amparado por (pocas) naciones que comparten su desprecio por la libertad y los derechos humanos”.
El líder de la oposición venezolana Juan Guaidó dijo que Ortega busca perpetuarse en el poder con unas elecciones “a su medida” a las que calificó de “fraude”.
Estados Unidos, Canadá y la UE han advertido de sanciones tras los comicios en Nicaragua, entre cuestionamientos a su legitimidad.
El canciller nicaragüense, Denis Moncada, afirmó que el Gobierno de Ortega no teme que la comunidad internacional ignore los resultados electorales y aseguró que no se dejará intimidar.
De lograr su objetivo, Ortega, que el próximo 11 de noviembre cumple 76 años y que coordinó una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidió por primera vez el país entre 1985 y 1990, alcanzaría su quinto mandato y cuarto mandato consecutivo desde que retornó al poder en 2007.