Los científicos usaron una máquina para “inhalar” el vapor de los cigarrillos electrónicos de baja y alta tensión para determinar cómo se forma el formaldehído, una conocida sustancia cancerígena, a partir del líquido que usan estos dispositivos. Con el experimento, los investigadores constataron que, cuando el cigarrillo electrónico calienta el líquido a alta tensión (5 voltios), se produce una tasa de formaldehído más elevada que la de los cigarrillos convencionales.
De esta manera, un usuario de cigarrillos electrónicos que inhala a diario un equivalente a tres mililitros de este líquido vaporizado y calentado al máximo, absorbe unos 14 miligramos de formaldehído, mientras que una persona que fuma un paquete de cigarrillos comunes al día, absorbe cerca de tres de esta sustancia cancerígena. A largo plazo, la inhalación de 14 miligramos (+/- 3 mg) de esta sustancia nociva a diario podría multiplicar de 5 a 15 veces el riesgo de contraer cáncer, según el estudio.
Sin embargo, el director de la división de tabaquismo en la Facultad de Medicina de Londres, Peter Hajek, afirmó que este estudio no refleja la realidad, ya que “cuando los fumadores de cigarrillos electrónicos sobrecalientan el líquido, se produce un sabor acre desagradable y evitan hacerlo”.