Internacional

Maletas para el último viaje: cómo ven la muerte México y Alemania

¿Qué objetos llevaría consigo en su inevitable viaje al más allá?

Personas caracterizadas de la muerte posan en Ciudad de México que prepara festividades del Día de Muertos. (Foto Prensa Libre: EFE).

Personas caracterizadas de la muerte posan en Ciudad de México que prepara festividades del Día de Muertos. (Foto Prensa Libre: EFE).

A esa pregunta intenta responder una singular exposición en el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México que, además, plantea el contraste cultural en la manera de afrontar la muerte de alemanes y mexicanos.

Mientras en Alemania es un tema tabú e incómodo, en México la muerte está llena de color, de música, y es el centro de una emblemática tradición popular.

Así se refleja en “Hacia el más allá y de regreso. Una maleta para el último viaje”, que abrirá sus puertas del 29 de octubre al 29 de enero.

“Hace 10 años mi padre, Fritz Roth, que era tanatólogo (forense), tuvo esta idea de que la gente en Alemania pensara que llevaría a ese viaje. A muchos les pareció macabro, así que decidió hacerlo de forma creativa”, dijo en conferencia de prensa David Roth, hijo del creador de esta exhibición enmarcada en el Año Dual entre Alemania y México.

Con esta propuesta Roth, fallecido en el 2006, buscaba obtener reflexiones personales e íntimas de sus compatriotas sobre el inevitable destino que espera a cada ser viviente. Conseguirlo fue muy difícil, comentó su hijo, cuya ocupación es enterrador.

“Hacia el más allá y de regreso. Una maleta para el último viaje” se presentó por primera vez en el 2007 en Alemania con 103 valijas de manufactura germana y desde entonces ha sido vista por unos dos millones de personas en Europa.
A México llega en vísperas del Día de Muertos, festividad declarada por la Unesco en el 2008 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y para su montaje se le integró la visión de los lugareños.

“Unos huaraches para caminar, una cajita con los recuerdos de amigos y seres queridos, una botella de whisky pal’ frío, una varita para guiarse, un puro para fumar con mi hermano que ‘se adelantó’ hace seis años y una imagen de la virgen de Juquila. No necesito más”, dijo el mexicano Luis Fiscal sobre el contenido de su maleta.

“No le tengo miedo (a la muerte)”, afirmó Fiscal, de 44 años. “Cuando llegue será bien recibida porque creo que vamos a reencarnar y a llegar al lugar que merecemos, según nos portemos, aunque en vida pagamos todo. Voy a ver a varios familiares y a hacer fiesta”.

Cada valija representa una pequeña biografía de su autor: hombres y mujeres, jóvenes o ancianos, artistas u obreros, practicantes de alguna religión o ateos, pobres o ricos.

“Hay muchas maletas hechas con mucho amor, también hay gente que las dejó vacías, pues piensan que no tiene caso llevar nada. Otros usan mucho el simbolismo en cosas que les representan algo, pero que no necesariamente son valores materiales”, dijo a dpa Magdalena Wiener, coordinadora de exposiciones del Instituto Goethe en México.

Los participantes han puesto sus objetos más preciados en el interior, los que quieren llevar consigo eternamente, al lado de una carta que sirve de cedulario para cada pieza.

“Soy de signo Leo, un soñador, un pensante entre dos mundos. Uno de ellos es la publicidad, que amo demasiado; el otro está lleno de secretos, lleno de la espiritualidad del Antiguo Egipto, de las estrellas y el universo. Este no es mi primer viaje y no será el último. Ya estuve en esta tierra en otras ocasiones, pero también en otra”, dice la de un publicista alemán de apellido Kotch.

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