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Ola de envenenamiento de perros desconcierta a Hermosillo, México

La ciudad de Hermosillo en el norte de México vive una extraña ola de envenenamiento de perros. Desde que las autoridades detectaron el problema en marzo, los casos no han hecho más que aumentar.

Julieta Robles muestra una fotografía de Box, su mascota que fue envenanada en Hermosillo, México. (Foto Prensa Libre: AP).

Julieta Robles muestra una fotografía de Box, su mascota que fue envenanada en Hermosillo, México. (Foto Prensa Libre: AP).

Al menos 64 canes han muerto envenenados desde mediados del mes pasado dijo José Luis Icedo, director del Centro de Salud Animal en Hermosillo, capital del estado de Sonora.

La organización de defensa de los animales Trabajando, en cambio, ha contabilizado 71 en el mismo período.

El primer grupo de perros muertos del que se tuvo conocimiento, unos 10, llegó acompañado de dos animales que los veterinarios lograron salvar y con ellos la sustancia utilizada, la primera pista para descubrir a los responsables.

Se desconoce la sustancia

“El veneno está resguardado y será analizado. Presumiblemente es un órgano fosforado, puede ser un plaguicida o pesticida”, dijo Icedo.

Agregó que “es muy fácil que un ciudadano vaya a una ferretería y pueda comprar un veneno para ratas”. Según Icedo, cuando la noticia de los primeros 10 perros envenenados se hizo pública comenzaron a multiplicarse las denuncias.

El funcionario cree que la cifra de perros muertos podría ser mayor ya que hasta ahora sólo se han registrado los decesos de canes que tienen dueño.

“Queremos verificar la cifra porque en el caso de los vagabundos nadie los denuncia”, explicó.

El funcionario señaló que el caso es serio: los responsables de esta cruel campaña arrojan el veneno al interior de patios y jardines. “Cruzó la barrera al interior del domicilio”, detalló Icedo.

El riesgo que implica para la salud humana y la violación de la propiedad privada permitió que las autoridades de salud animal acudan al Ministerio Público y presenten una denuncia criminal. La sanción administrativa por matar a un perro asciende a 50 salarios mínimos, unos US$226 dólares; pero la aplicación de la justicia penal podría implicar condenas de hasta cuatro años de cárcel.

Perros han sido envenenados en menos de un mes.

Al principio las autoridades pensaron que los responsables podrían ser los recolectores informales de basura, ya que los perros morían los mismos días en que recorrían las colonias en las que comenzó el problema. “Pero esto se ha salido de control, extendiéndose a otras zonas todos los días”, aseguró Icedo.

Según un censo de las autoridades sanitarias locales en el municipio hay entre 140 mil y 200 mil perros. La mayoría son mascotas, un 75%.

La conmoción por la matanza de perros ha cruzado las fronteras. Desde Los Ángeles el actor Raúl Juliá Levy, que se presenta como miembro de un grupo de personalidades preocupadas por el bienestar animal, ha ofrecido una recompensa de US$10 mil “a quien entregue información verídica que lleve a la captura de este criminal o criminales”. “¿Cuándo se ha escuchado una cosa así?”, se preguntó en conversación telefónica.

“Sabemos de asesinos en serie de humanos, pero nunca habíamos visto un asesino en serie de perros”, dijo.

Carolina de la Torre, fundadora de Trabajando, explicó que el veneno “lo avientan con un cebo dentro del alimento, una salchicha, muchas veces, para que el animal se lo coma”.

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Los perros callejeros son los más vulnerables a ser envenenados. (Foto Prensa Libre: Internet).

Según sus registros el envenenamiento de perros es bastante frecuente y pueden darse hasta 10 casos al mes en la ciudad. “Ahora hay concentración en tres lugares y eso creó la alarma”, dijo en referencia a las colonias San Ángel, El Apache y Nacameri situadas al sur de Hermosillo.

“Es sistemático. No puede ser de un solo responsable”, sostuvo.

De la Torre adjudicó las muertes a varios motivos compatibles entre sí. “Desde un vecino al que le incomoda el ruido hasta la delincuencia que quiere aprovechar a deshacerse del animal para poder entrar en las viviendas. Esas dos líneas combinadas son las que manejamos”, dijo.

Carlos Navarro, Procurador General de Justicia del estado de Sonora, afirmó que se lleva adelante una investigación en colaboración con la policía estatal. “Bastantes otras (cosas) tenemos que hacer como para que además ahora alguien se dedique a hacerle esto a los animales”, se quejó.

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Los perritos que permanecen en viviendas tampoco se han salvado de la crueldad animal. (Foto Prensa Libre: AFP).

El caso de Box

Julieta Robles casi no dejaba salir a Box de casa. Le había puesto un collar y una placa identificativa. Tenía miedo de que alguien robase a su pastor alemán. Lo que no se imaginó fue que en tras la última de sus múltiples escapadas —era un perro travieso—, lo encontraría envenenado, moribundo, casi sin tiempo para despedirse de él. “Regresó de un paseo sediento y desorientado. Tratamos de buscar tratamiento veterinario…” dijo Robles, que no es capaz de dar detalles de cómo vio morir a su mascota.

Ahora Box yace en un descampado alejado de donde tan buenos momentos le hizo vivir a su dueña, su nombre escrito con piedras sobre un montón de tierra.

Los habitantes de Hermosillo no terminan de comprender cómo puede existir alguien que haga daño a las mascotas y esperan que los ataques cesen.

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