Internacional

Rusia sueña con volver a la Luna y explorar Marte, pese a la crisis

Heredera de la Unión Soviética que había enviado el primer hombre al espacio y la primera sonda no tripulada a la Luna, Rusia sueña ahora con explorar Marte y revivir sus éxitos pasados, pero la crisis económica complica estas aspiraciones.

  “La década anterior fue realmente difícil para nosotros”, confía a la AFP el director del Instituto de Investigaciones Espaciales en Moscú, Lev Zeleni.

Si sus lanzaderas Soyuz son las únicas en enviar y retornar a los tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS), Rusia ha sufrido una serie de fracasos en estos últimos años, con la pérdida de varios satélites y cohetes.

  El “objetivo Marte” tampoco ha llegado lejos: en el 2011, la sonda Phobos-Grunt, primer intento ruso de exploración interplanetaria tras el fracaso en 1996 de la sonda Marte 96, terminó su trayectoria en el océano Pacífico.

“Pero nuestro programa entra hoy en una nueva fase”, asegura Zeleni.

  Los investigadores rusos recuperaron de nuevo el optimismo gracias al acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA): en marzo, el cohete ruso Proton debería enviar al espacio la sonda ruso-europea ExoMars 2016, que contiene un pequeño aterrizador, llamado Schiaparelli.

Si todo sucede como está previsto, el cohete alcanzará la órbita de Marte en octubre. Esta misión permitirá buscar rastros de metano en la atmósfera de Marte, pruebas potenciales de las actividades biológicas en este planeta, explica Zeleni.

  Una segunda misión ruso-europea, prevista en el 2018, transportará a Marte un vehículo de exploración. La plataforma de aterrizaje, construida por el instituto de Zeleni, permitirá ejecutar aterrizajes suaves y también servirá como “laboratorio científico”.

  Para Rusia “es una gran responsabilidad y para Europa también”, estima Zeleni, y recuerda que desde hace más de 40 años ninguna misión rusa consiguió llegar a Marte.

  Para recuperar su estatuto de potencia espacial, Rusia debería abrir “una base científica” en la Luna, con la presencia “regular” de astronautas.

  El proyecto quedará en refugios y en “trincheras lunares” de un metro y medio de profundidad para protegerse de los rayos cósmicos. La construcción de esta base comenzaría en el 2019, con la misión Luna-25, o Luna-Glob, que explorará el polo sur de la Luna.

Incertidumbres financieras

Muchos observadores temen que estos proyectos no evolucionen más allá de la etapa de maqueta, puesto que Rusia atraviesa una fuerte crisis económica debida a la caída de los precios del petróleo y a las sanciones occidentales.

  Prueba de ello es que la Agencia Espacial Rusa (Roskosmos) presentó en enero el programa para los próximos 10 años pero el gobierno ruso todavía no lo ha ratificado.

  Rusia no tiene “solidez financiera para proyectos espaciales avanzados”, admite el director de Roskosmos, Igor Komarov. Las sanciones complican también la importación de piezas esenciales para la industria espacial rusa, precisa.

  La misión ruso-europea del 2018 podría entonces ser postergada por problemas financieros, informó en enero la Agencia Espacial Europea.

  Para explorar Marte, además de sus colegas europeos, Zeleni también quiere reactivar las discusiones con la agencia espacial estadounidense, la Nasa, pese a la tensión entre Moscú y Washington desde principios de la crisis ucraniana en el 2014.

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