Medios locales han dado a conocer más detalles del crimen que habría sido cometido por envidia ya que Elizabeta (19), siempre quiso parecerse a su hermana.
También ha causado revuelo la saña con que cometió el asesinato ya que Elizabeta llegó al extremo de cortar las orejas y sacarle los ojos a su hermana, según relatos de agentes policiales.
Elizabeta fue detenida por las autoridades rusas.
El escenario del macabro asesinato, cometido bajo efectos de alguna droga, fue un apartamento de un edificio ubicado en el centro de San Petersburgo, de cuyo ocupante no se han brindado mayores detalles.
Se sabe que el ocupante es de un hombre que había participado en sesiones de fotografía con Stefanía. Al parecer no se encontraba en el lugar en el momento del ataque puesto que había salido a comprar alcohol.
El portal Chic, citó una declaración de Stas Baretsky (43), empresario de espectáculos quién lamentó la tragedia y negó que tratara de introducir a Stefanía en alguna red de prostitución.
Una amiga de la víctima declaró a las autoridades que una noche antes de su muerte, Stefanía le confió que irían donde un hombre a una sesión fotográfica. “El organizaba sesiones de fotografías y lo había visto también la semana pasada”, añadió.
El diario digital Infobae da a conocer que la joven trabajaba como modelo de desnudos, pero sus amigos han descartado que participara en pornografía o que se haya prostituido, también cita declaraciones de Baretsky quien afirma que Stefanía “solo quería darle impulso a su carrera” como modelo.
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Huérfanas
El británico Mail Online destaca la caótica infancia de las hermanas, huérfanas desde pequeñas, y relata que Stefanía vivió en un orfanato hasta los 15 años edad en que decidió escaparse para empezar una carrera en el mundo del modelaje.
En tanto un amigo de la familia contó a medios locales que Elizabeta siempre fue “un poco loca” y que incluso en alguna oportunidad recibió tratamiento siquiátrico.
Mail Onlina cita declaraciones de Ekaterina Dubrovina, una tía de las hermanas quien afirmó que ambas sufrieron una “pesadilla” desde su infancia.
“Mi sangre se convierte en hielo, estas niñas no son las culpables de su niñez espantosa y de su infeliz vida que lamentablemente terminó con —la vida de— Stefanía”, sentenció.
