EDITORIAL

Ausencia de propuesta ante creciente drama

Los presidentes centroamericanos muestran un rotundo fracaso en contener la ira de Donald Trump, pues lejos de poder convencer a los migrantes que en caravana pretenden llegar a Estados Unidos, con su falta de propuesta están logrando lo contrario, pues ahora centenares de salvadoreños han iniciado su recorrido por territorio guatemalteco, con la intención de unirse a quienes ya están en México.

Hasta ahora los mandatarios del llamado triángulo norte de Centroamérica, que ya se extiende hasta Nicaragua, solo han hecho lo mismo que el presidente estadounidense, redoblar las amenazas y los contingentes policiales y militares para intentar contener a quienes no encuentran razones para vivir en sus países, e ilusamente todavía creen que es posible el sueño americano, aunque cada vez existen más evidencias de que todo esto conduce a una pesadilla.

En contraste, el mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, ha anunciado la implementación del plan “Estás en tu casa”, con el que busca detener la ola migratoria. Anticipó que si su plan tiene viabilidad también podría beneficiar a los habitantes de Chiapas, una de las regiones más desfavorecidas del vecino país y a quienes no se les podría marginar de ninguna iniciativa que apunte a extenderle la mano a los desesperados centroamericanos.

En cambio, en las fronteras de Honduras y de El Salvador con Guatemala los contingentes policiales se han redoblado, sin que los mandatarios de estos tres países se atrevan siquiera a plantear un mínimo plan de desarrollo para insertar a la desesperada población de ese trío.

En consonancia con su tónica confrontativa, el presidente Trump ha logrado, por su parte, que el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, anunciara el pasado viernes el despliegue de tropas en la frontera sur, en respaldo del fuerte despliegue de seguridad que han implementado las autoridades migratorias.

Apenas el viernes, la secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kirstjen Nielsen, dijo que de tocar ese territorio la caravana de migrantes, el cruce se hará “ordenado y humanitario”. Es un síntoma de que también el peso de los derechos humanos ha calado en las apreciaciones de las autoridades de ese país, a lo que ha sido muy reticente la alta esfera de poder en Washington.

Es muy probable que un alto número de migrantes que pretende salir del infierno fracasen en su intento, que solo unos cuantos logren llegar a ver la frontera sur de Estados Unidos y que sean más bien escasos quienes de verdad alcancen un estatus de protección como refugiados, lo cual ha sido una garantía en franco retroceso en ese país. Algunos incluso iniciaron la travesía a costa de su propia vida.

Lo más urgente es que las autoridades centroamericanas involucradas en la búsqueda de soluciones a este drama planteen propuestas, porque miles de los integrantes de esa caravana volverán con una mayor frustración. Sería verdaderamente vergonzoso que este drama de miles de centroamericanos se quede sin respuesta o que continúe el abuso de poder, sobre lo cual sí debería alzar la voz el presidente de Estados Unidos y quienes tienen la responsabilidad de velar por el desarrollo de la región, para resolver algunos de los propios problemas estadounidenses.

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