SI ME PERMITE
Celebremos, pero planificando
“Sé audaz y astuto en tus planes, firme y perseverante en su ejecución, decidido en encontrar su glorioso final”, Carl von Clausewitz.
No tiene sentido que hagamos las cosas simplemente porque se nos sugieren o porque en promociones publicitarias se nos ofrece. Tienen valor cuando hacemos las cosas porque, pensando en los nuestros y el momento que se vive, consideramos que es lo más adecuado para todos ellos.
Para poder hacer una celebración en ese marco debemos empezar con algunas preguntas como ¿cuál es el beneficio de lo que pienso hacer? Y luego, cuando tengo alguna respuesta favorable, empezar a ver el cómo puede mejorar las relaciones lo que se está planificando en la celebración. Es triste simplemente pensar que la idea es pasarla bien o simplemente pasarla juntos. La vida nos requiere hacer el esfuerzo por lo menos en mejorar nuestras relaciones y también nuestra forma de vida, sabiendo que no solo nos hace bien a nosotros sino a los nuestros también, y esto no está necesariamente condicionado al gasto o a los gustos, sino simplemente a la razón de lo que hacemos.
Muchas cosas que siempre las hemos hecho, la simple repetición de estas no garantiza que hayamos logrado mejorar. Las cosas hay que evaluarlas, porque como el tiempo pasa también las relaciones y la mentalidad de los nuestros cambian. Hay que ser muy honesto con uno mismo y tener la disponibilidad de cambios, en bien de la mayoría que se reúne en estas fechas. Claro está que no podemos complacer a todos, pero con cuidarnos en no ofenderlos es lo más sabio. Es bueno considerar para cuando estemos reunidos si hay gente muy mayor o muy pequeños para que sea provechoso para los dos extremos.
Claro está que cuando nos reunimos para celebrar en estos días puede que alguien que estuvo la última vez no esté ahora sea porque está en el extranjero o se nos ha adelantado; hay que tenerlo presente porque hay que saberlo manejar para no hacer la cosa difícil.
Siempre hay gente en la familia que sabe manejar bien estas cosas para darle un toque positivo, como también aquel que sabe cómo poner a todo el grupo melancólico, que no es lo que se busca.
Todo lo que planificamos tiene que tener como idea central de alguna manera que para algunos puede ser esta la última vez que están con nosotros y que ni ellos ni nosotros lo sabemos; pero si fuera este el caso, en la próxima vez que nos reunamos sea lo que se vivió para entonces un recuerdo agradable y que de ninguna manera promueva un sentimiento negativo o lamentable y de culpabilidad para ninguno de ellos.
Es bueno tener presente que en todo círculo de parentesco o amistades siempre hay quienes son más hábiles en planificar y lo saben hacer con una facilidad porque les nace hacerlo y lo hacen con el mayor gusto. Hay que tomarlos siempre en cuenta y pedirles favor que aporten su capacidad para que la celebración sea algo agradable para todos.
Muchas veces queremos superar las dificultades y los momentos difíciles que el año nos ha llevado a vivir y eso es exactamente lo que la planificación permite para que la reunión no sea una simple catarsis de sentimientos, sino un momento de edificar los unos a los otros para que al separarnos cada uno para ir a lo suyo, pueda salir con ese ingrediente que les haga ver una luz al final de un túnel.
Seamos los que aportamos más que aquellos que están esperando que otros los ayuden.