Es muy reconocido que a los guatemaltecos se nos caracteriza muchas veces a nivel internacional por ser pesimistas. Lo vemos en las encuestas, si nos preguntan cómo está nuestro país, la gran mayoría contesta que la economía está mal, que la inseguridad es alta, que los servicios públicos son deficientes y seguramente que todo es culpa de alguien más. Pocas veces reflexionamos sobre qué podemos hacer nosotros para cambiar la situación en la que nos encontramos y generar acciones individuales que logren incidir en los desafíos colectivos que como sociedad seguramente tenemos y que hay que seguir trabajando en ellos.

Con esta introducción, no quiero hacer de menos las grandes tragedias y la falta de oportunidades que sufren muchos guatemaltecos, por lo que quiero dejarlo bien claro. Considero que hay suficiente información estadística y científica que respalda los objetivos en los que las autoridades deberían enfocarse y voy a profundizar más en ello en mis siguientes columnas en enero, pero esta última entrega del año quiero dejar un mensaje que va más allá de lo que tradicionalmente se comenta y que cada uno de nosotros empecemos a buscar mejores formas de expresarnos y llevar nuestras ideas positivas al ámbito público, y que las autoridades que fueron electas para un objetivo específico puedan escuchar de mejor manera cuáles son las demandas reales que tenemos.

Adoptemos una actitud positiva frente a los diversos cambios que seguramente traerá el año nuevo. Que el 2020 sea una oportunidad para todos, para reencontrarnos como sociedad y buscar qué podemos hacer por los demás para que, con mi esfuerzo, contribuya a lograr los objetivos de otras personas y que eso genere un espiral colectivo positivo.

En un artículo reciente en el The Wall Street Journal leí sobre las emociones positivas y profundicé en un artículo de la doctora Barbara Fredrickson, profesora del departamento de psicología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Ella muestra que las acciones positivas provocan cambios en la actitud cognitiva que pueden producir cambios en la actividad física. Esto tiene un gran potencial de cambio para la sociedad si pensamos que cada uno de nosotros puede aprovechar desde el primer día del año a ampliar la forma de pensar y buscar formas en que podemos construir un mejor país para todos, transformando a Guatemala en una nación que fomente el pensamiento creativo y la innovación.

Una de las primeras resoluciones del año nuevo que podemos construir es que piensen en formas diferentes para afrontar cualquier problema que estén sufriendo y que, ampliando hacia emociones positivas, busquen construir una red de posibles soluciones que ayude a transformar su entorno. Esta forma de pensar puede llevarlos a encontrar algunas de las emociones que la Dra. Fredrickson menciona en su libro titulado Positivismo, como la alegría, la gratitud, la serenidad, el interés, la esperanza, el orgullo, la diversión, la inspiración, el asombro y, por supuesto, el amor.

Busquemos un espacio entre todas las fiestas, los abrazos y reuniones para encontrar un momento que nos permita reflexionar sobre cómo mis acciones pueden afectar positivamente a los demás. Recordemos que en una sociedad mis acciones positivas y la búsqueda de soluciones a mis problemas pueden llevar a la construcción transformadora del ámbito creativo y eso puede tener un beneficio social muy positivo. Gracias por siempre leer mis columnas semanales con atención, deseo que usted y su familia tengan todo lo mejor en el 2020.