En 2016 solicitaron asilo en EUA 13,024 connacionales, el 15% del total de peticionarios; en 2017 fueron 23,511, que representan el 16.4% del total; en 2018 son 26,055, que corresponden al 16.3% de los requirientes. Un juez de migración resuelve los casos. Solo un pequeño porcentaje se rechaza, alrededor del 10%. Se trata de un procedimiento regular, donde los connacionales suelen recibir esa protección sin mayores dificultades.

Por lo tanto, cuando el diputado demócrata Eliot Lance Engel hace propaganda por la concesión de asilo a Thelma Esperanza Aldana Hernández se debe aclarar su interés. En principio busca ganar a los electores que ahora gustan de la estridencia e ignoran la honradez.

Engel, el campeón anticorrupción, ha sido pillado en actuaciones poco claras. En 2009 se le denunció por apropiarse de miles de dólares en créditos fiscales cuando se declaró residente en Maryland, a pesar de su evidente presencia en la capital de EUA. Se salvó porque otros dos diputados, Doris Matsul y Edolphus Towns, hacían lo mismo. De esa cuenta, el Comité de Ética del Congreso lo dejó sin resolución, pero la oficina tributaria de Maryland le revocó ese derecho del que abusó por 10 años.
Además, desea aparecer interesado en los problemas de electores latinoamericanos donde se encuentran sus opositores. En 1994, en las primarias fue retado por el músico Willie Colón, pero con dificultad consiguió derrotarlo. En 2000, el jefe del partido demócrata Roberto Ramírez no consiguió vencerlo al equivocarse proponiendo al desacreditado Larry Seabrook. En consecuencia, aparte de sus invectivas contra China e Irán, levanta pleitos con pequeños países de Latinoamérica, para mantener dividida la votación de los ciudadanos norteamericanos latinos.
Es proverbial su oportunismo político. A pesar de su origen judío ucraniano, tomó alguna distancia de la política de Israel. La conmoción entre sus votantes la quiso revertir al exagerar su odio a los musulmanes. En 2014 se unió a la activista Pamela Geller, que niega el genocidio de musulmanes en la antigua Yugoslavia y busca prohibir las prácticas religiosas de los creyentes del islam en EUA. Su actitud fue duramente criticada dentro de la comunidad judía, pues la mayoría está a favor del respeto y actitud tolerante.

Requerir asilo es un derecho humano. Nadie con sentido de humanidad puede reclamar que se revoque esa concesión privativa del país que lo otorga. No obstante, vale la pena hacer algunas consideraciones sobre la situación de la justicia en el país.

Es evidente el vacío en la Corte Suprema de Justicia al no existir magistrados; pero esa maniobra politiquera, donde se involucran autoridades del tribunal constitucional y fiscalías, no vale para descalificar a la justicia nacional.

Carece de base el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de EUA, al oponerse a los pedidos de extradición por dos asuntos administrativos con indicios probables de constituir hechos delictivos. Acaso prescribe eludir a los tribunales guatemaltecos cuando se denuncian contrataciones irregulares; o cuando se compra con apremio un edificio totalmente inadecuado para el Ministerio Público. Un juez debiera decidir esos asuntos.

No importa lo encumbrado que esté. Ese señor es un pícaro llevado en el flujo de la manipulación mediática. El país sufrió la falta de democracia, la violencia represiva sin límites, el latrocinio de la hacienda pública y la protección a delincuentes en el siglo pasado. Abandonar la mala fama es muy difícil, pero medrar con ella solo lo hacen personajes sin principios.