“Este mes se celebra la Cumbre del Clima de Madrid, ya que es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta el planeta Tierra. Este foro político es el más importante a nivel internacional para hacer frente a la emergencia climática”.

Este es el mensaje apremiante con el que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Gutérres, esperó recibir este lunes a dos de los representantes de 200 países que acudieron a la Cumbre del Clima de Madrid.

Desde pautas meteorológicas cambiantes que amenazan la producción de alimentos, los gobiernos de Francia, Holanda, Bélgica, Suecia, Dinamarca, España, Portugal y Luxemburgo lanzaron un llamamiento para impulsar la acción climática de la Unión Europea antes de la cumbre sobre el futuro de Europa, pues si no se toman medidas drásticas desde hoy, será más difícil y costoso adaptarse a estos efectos en el futuro, entre los que se encuentra el aumento del nivel del mar, que incrementa el riesgo de inundaciones catastróficas.

Los efectos del cambio climático son de alcance mundial y de una escala sin precedentes, como las islas de calor urbanas, el cambio en el régimen de temperaturas, las precipitaciones lluviosas, la humedad, el viento y la contaminación de lagos, ríos y mares que afectan la calidad de vida y el bienestar de la creciente población mundial. Los árboles absorben el carbono causado por la atmosfera con el carbón y el petróleo y los convierte en un tejido de arbustos, por lo que la deforestación contribuye a la acumulación de esos gases.

Dentro de 35 años, las temperaturas serán más altas, según un nuevo y masivo análisis de modelos climáticos que publica la revista Nature. Este trabajo indica que estos cambios serán más acusados en algunas de las zonas más pobres, como las nuestras, con mayor biodiversidad del mundo. Los trópicos serán los primeros en acusar los límites históricos de la temperatura interior en una vivienda que podría subir 3.5ºC por el cambio climático. Olas de calor continuas amenazarán la biodiversidad y afectarán a los países más poblados y con menor cantidad de recursos para adaptarse, como Guatemala.
La mayoría de los lugares de alta diversidad de especies contiene un desarrollo con cambio climático rápido que podrá alterar el funcionamiento de los sistemas biológicos de la Tierra. Los bosques y el agua deben ser protegidos como riqueza social común y se debe garantizar la seguridad de la tenencia de los recursos a los pequeños agricultores, los pescadores, los pastores trashumantes y las comunidades indígenas, a través de una reforma agraria integral. Además, Guatemala ha sufrido en los últimos años los impactos del exceso de precipitaciones pluviales y episodios de sequía. Estos eventos han dado como resultado la pérdida de los ecosistemas.

Tanto Segeplán, con los consejos de Desarrollo, como Calas son el reflejo de la necesidad de converger los esfuerzos del Estado de Guatemala y la sociedad civil para abordar y solucionar la problemática ambiental. Guatemala es un país dividido en seis regiones con diferentes características de clima y temperaturas en lista, según las regiones climáticas. Ocuparse del nexo entre producción pecuaria y deforestación como punto de partida se traduce en eliminar todo vestigio de las políticas que fomenten la deforestación con la destrucción del suelo, debido a la erosión, pérdida del hábitat de la vida silvestre, de la biodiversidad y la alteración del ciclo del agua, según el Instituto Nacional de Bosques (Inab).