La información sobre el perfil y los hábitos de comportamiento de quienes navegan en internet son cada día más valiosos: la democracia de naciones enteras se ve directamente influenciada por estos elementos.

Tal es el valor de esta data, que TikTok —aplicación social de origen chino— espera ganar a finales de año unos USD12 mil millones, fundamentalmente por colocar publicidad dirigida a los perfiles investigados —tal y como lo hacen empresas como Facebook y Twitter, entre otras—.

Los diferentes sucesos políticos que se aproximan en varios países del continente —elecciones en EE. UU., México, El Salvador, Panamá, Brasil y Guatemala, solo por mencionar ejemplos en la región cercana—, traen a primer plano el tema del uso de la información personal de los usuarios de las redes sociales.

En respuesta a lo anteriormente mencionado, y desde una perspectiva geoestratégica global, las autoridades norteamericanas han puesto el ojo en el gigante TikTok para intentar evitar que se repitan sucesos como el escándalo “Cambridge Analytica-Facebook”, por la minería de datos en el 2018 y su uso en las campañas presidenciales de Trump y Mauricio Macri, así como en la decisión británica de salirse de la Unión Europea —bréxit—.

En el mundo digital no todo es lo que pareciera ser. El mismo Elon Musk ha desistido de la compra de Twitter —por USD44 mil millones— por la cantidad de bots, es decir perfiles falsos, controlados por operadores, que contiene la plataforma.
Hace poco más de una semana, el senado estadounidense pidió “una investigación sobre los riesgos de seguridad que plantea.

TikTok, lo que aumenta la presión sobre el presidente Biden para que cumpla su promesa de un año de ser duro con las aplicaciones que podrían compartir los datos personales de los estadounidenses con adversarios extranjeros”, señaló el Wall Street Journal en su edición del viernes 8 de julio.

A nivel individual, es importante que nosotros podamos, en nuestro metro cuadrado, hacer lo posible por mantener nuestro footprint digital tan privado como sea posible. Por eso es que cuando aparecen noticias sobre la exigencia para proteger esa data de los usuarios de las redes, es de ponerles atención y seguir los pasos correspondientes para salvaguardar nuestra información.

Cada vez que usted navega a través de los diferentes temas en las redes sociales, queda registro de su preferencia, y esto se potencia cuando usted genera algún tipo de reacción o interacción. Imagine recibir un mensaje con un fin político de origen desconocido.
Dado el análisis de su perfil, ya saben cómo abordarle de acuerdo con su edad, profesión, género, ubicación, estilo de vida y gustos. Sin duda, los operadores detrás de estas campañas sabrán cómo inducir algún tipo de reacción en su persona a favor o en contra de una opinión, con el contenido definido en el momento y el código exacto.

Así que la candidez con que muchos visitan las redes sociales es válida, pero debemos estar siempre alertas sobre la data que dejamos y que puede en algún momento alimentar experimentos sociales y políticos que nos llevarían al control de las sociedades, tal y como pronosticó Marshal McLuhan en su célebre concepto de la aldea global: las sociedades serían controladas y orientadas por la influencia de los medios de comunicación con la ayuda de la tecnología.