Con otra mirada

De monumentos y restos mortales

Acción concomitante al momento histórico nacional tras siete décadas de deterioro social, político y cultural.

El cementerio Père Lachaise es uno de los más célebres del mundo por los personajes que ahí reposan y porque para los parisinos es un parque.

¿Será posible convenir que, al repatriar los restos mortales, el monumento permanezca incólume en Père Lachaise?

A principios del siglo XIX, en las afueras de la ciudad, se construyeron cuatro cementerios: Montmartre al norte, Montparnasse al sur, Père Lachaise al este y Passy al oeste. El arquitecto del Père Lachaise (1803) fue Alexandre Théodore Brongniart. Además de los ciudadanos ahí sepultados, hay monumentos dedicados a celebridades o grupo de personas, entre ellos Imre Nagy, primer secretario del Partido Comunista húngaro en 1956, monumento financiado por la Liga húngara de los Derechos Humanos, erigido en 1988, en el 30 aniversario de su ejecución; personajes municipales de la Villa de París y monumento A la memoria de todos los españoles muertos por la libertad 1939-1945, auspiciado por la Federación Española de Deportados e Internados Políticos.

Con ocasión de declarar el  2024 Año de Miguel Ángel Asturias (1899–1974), el presidente Bernardo Arévalo recordó que el cuerpo del premio Nobel de Literatura 1967, fallecido en Madrid, fue llevado a ese célebre jardín a descansar junto a personajes como Frédéric Chopin  (Polonia 1810-París 1849), profesor, compositor y virtuoso pianista franco-polaco, considerado uno de los mayores músicos representantes del Romanticismo; Jim Morrison (Florida 1943-París 1971), cantautor y poeta estadounidense, célebre por ser el vocalista y líder de The Doors, y debido a sus canciones, personalidad y actuaciones  es considerado uno de los cantantes más representativos e influyentes de la historia del rock; y Óscar Wild (Dublín 1854-París 1900), escritor y poeta irlandés considerado dramaturgo destacado del Londres victoriano tardío. Es recordado por sus epigramas, obras de teatro y cuentos, entre otros: El retrato de Dorian Gray, Importancia de llamarse Ernesto; por la tragedia de su encarcelamiento y muerte prematura.

En la década de 1920, durante su primera estancia en París, Miguel Ángel estudió antropología y mitología indígena, de ahí que algunos lo consideran el primer novelista latinoamericano en exponer el influjo de la antropología y la lingüística en la literatura; también se vinculó con el movimiento surrealista, del que deriva su precursor aporte al boom latinoamericano de los años 1960 y 70. Su obra está ligada al devenir social y político de Guatemala, por lo que sufrió décadas de exilio, marginación y ninguneo local. Internacionalmente, en cambio, fue reconocido ampliamente. En 1965 ganó el Premio Lenin de la Paz, y el Nobel de 1967 lo convirtió en el tercer autor americano en recibir esa distinción, después de Gabriela Mistral (1945) y Saint-John Perse (1960). Francia, al acogerlo en Père Lachaise, le dio la merecida dimensión universal.

Para quienes reconocemos el valor de Asturias y el significado de los símbolos, la repatriación de sus restos mortales es una reivindicación trascendental. Acción concomitante al momento histórico nacional tras siete décadas de deterioro social, político y cultural bajo el negro manto de la corrupción y la impunidad. En el ámbito mundial y, en particular, el latinoamericano, dejar el Père Lachaise puede insinuar bloquear la memoria de trágicos episodios de una historia común: la proscripción y el exilio, mágicamente representados por la Estela 14 de Ceibal, que todo aquel que llega a París con el afán de visitar el célebre cementerio  reconoce como referente cultural y de la memoria del nobel.

Así las cosas, ¿será posible convenir que, al repatriar los restos mortales, el monumento permanezca incólume en Père Lachaise, como emblema de la guatemalidad y símbolo universal de la tragedia del exilio?

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.