PUNTO DE VISTA

El aborto del referéndum en Venezuela

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La abrumadora victoria del candidato de la oposición unida, en las elecciones para gobernador del estado Barinas, a pesar de las presiones, intimidaciones, compra de votos y trampas que el régimen descaradamente utilizó para evitar perder el estado símbolo y cuna del chavismo, fortaleció la posición de aquellos que sostienen que el camino electoral, en el marco de una estrategia gradualista, es el más conveniente para el cambio de régimen. En este ambiente resurgió, con fuerza renovada, el apoyo a utilizar el mecanismo constitucional del referéndum, para revocar el mandato de Maduro. Pero la mayoría madurista del Consejo Nacional Electoral aprobó, con el voto salvado de sus dos miembros oposicionistas, un reglamento que hace absolutamente imposible el referéndum.

' El apoyo de la comunidad internacional es absolutamente indispensable para la oposición, pero no es suficiente.

Sadio Garavini di Turno

Nada nuevo, el régimen en el 2016 también impidió el referéndum revocatorio, utilizando el control que tenía y tiene en el poder judicial.

Para el régimen no ha sido nada grave entregar unas gobernaciones y alcaldías. Además acostumbra quitarles funciones y presupuesto y nombrarles un “protector”, a la manera del los “gauleiter” nazi. En cambio, el régimen, cuando en el 2015 la oposición logró el control de la Asamblea Nacional con una mayoría de dos tercios, dejó de jugar con las reglas del “autoritarismo competitivo” y se transformó en un evidente “autoritarismo hegemónico”, en otras palabras, en una dictadura posmoderna, que aparenta mantener algunas formas democráticas, para tratar de confundir la opinión internacional. Pero es evidente que, “por ahora”, no está dispuesto a entregar el poder político central, por la vía electoral.

En Venezuela, el camino electoral puede y debe servir para protestar, movilizar y entusiasmar una oposición desmotivada, organizar los partidos, promover y fortalecer liderazgos y atraer los chavistas decepcionados, pero, por sí solo, no sirve para el cambio de gobierno. He mencionado en diferentes ocasiones que el camino electoral debe ser acompañado de un aumento de las presiones internas y externas.

Las sanciones deben continuar y aumentar, especialmente las personales, y deben ser ampliadas a los familiares de los dirigentes del régimen. Europa y España, en particular, deben actuar al respecto. El apoyo de la comunidad internacional es absolutamente indispensable para la oposición, pero no es suficiente. La historia del último medio siglo demuestra que las transiciones exitosas de una dictadura a la democracia se han dado por una combinación eficiente, una “pinza”, de presiones nacionales e internacionales, que obligaron a negociar una transición.

En Venezuela las presiones internas contra el régimen se han debilitado, entre otras cosas, por la violenta represión del régimen, la cárcel y el exilio forzado de líderes políticos, el éxodo masivo de buena parte de la juventud y los efectos de la pandemia. Pero es absolutamente necesario reactivar las presiones internas, la espontánea protesta social por el desastre socioeconómico y de los servicios públicos, debe organizarse y coordinarse políticamente.

En Barinas también se demostró que en el chavo-madurismo hay profundas y crecientes “diferencias”. Algunos miembros del régimen deben estar sopesando si les conviene mantener a ultranza el apoyo a un gobierno fracasado, productor de miseria y violador de derechos humanos. El posible quiebre interno del régimen puede estar más “cerca”. Por eso hay que favorecerlo reactivando y utilizando todos los “caminos” a la vez, internos y externos.

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