Desde hace más de 20 años, los Amigos del Bambú de Suchitepéquez han venido trabajando arduamente para dar a conocer la sublime planta del bambú, que es capaz de generar riqueza, al mismo tiempo que nos ayuda con la resiliencia del clima, como aislantes térmicos ecológicos y, como si fuera poco, producen más oxígeno que otro tipo de árboles.

El trabajo que hace la Asociación es doblemente arduo y loable, ya que, a diferencia de países como Costa Rica, Perú, Ecuador, Colombia, EE. UU. y muchos asiáticos, Guatemala no tiene acciones que lleven al cultivo masivo y al aprovechamiento del bambú como fuente de creación de riqueza. El país solo cuenta con el Convenio Vider-Maga. Esto hace que la Asociación tenga que trabajar mucho más duro para lograr sus objetivos de incentivar la cosecha de bambú. Sin embargo, es importante que nos interesemos en apoyarles más para que se promueva dicha planta en Guatemala y se beneficien de ella muchísimos más guatemaltecos.

La pretensión de los asociados de la organización es presentarlo a los órganos competentes del país para generar acciones tendientes a la formulación de una política pública. El mayor objetivo es que personas interesadas en cosechar bambú o instituciones afines se sumen al esfuerzo y al sueño compartido de aliviar las condiciones de vida de los más vulnerables, y llevarlos por rumbos de desarrollo y bienestar para todos.

Al bambú se le considera el “acero vegetal”, y no solo es resistente a los temblores y terremotos, sino también ecológicamente amigable. Es un material orgánico de origen natural, que se puede utilizar en la fabricación de muebles y casas. Los bambúes destacan especialmente por su rápido crecimiento, pues, tras haber alcanzado el primer estado de maduración plena, las cañas pueden cosecharse casi de forma indefinida, por un período de dos a cinco años entre cosecha y cosecha.

Lo fantástico y extraordinario del bambú es que es una de las especies con mayor velocidad de desarrollo, ya que puede llegar a crecer hasta un metro al día. Como si fuera poco, el bambú alcanza alturas medias máximas de entre 20 y 30 metros, pero hay algunas que alcanzan alturas de hasta 38 metros. Cabe mencionar que el bambú es una gramínea que ostenta más de 900 variedades alrededor del mundo, y en Guatemala contamos con 94 de ellas. Para nuestra fortuna, las plantas de bambú que encontramos en nuestro país son las más aprovechables, lo que convierte esta situación en una ventaja comparativa para el país. Las hay ornamentales, comestibles, medicinales, aptas para producir fibra y pulpa, y las usadas en construcción.

Sin embargo, el bambú también tiene otros usos, como fuente de fibra y pasta. Con el uso de la nanotecnología, sumado a la tecnología del bambú, ahora China está produciendo madera súper resistente, aliando la fibra con nanopartículas de cerámica. En Estados Unidos también pueden producir madera con una técnica básica en sus procesos de construcción y hasta producen papel y recipientes orgánicos desechables de fácil y corta degradación.

Mi experiencia con el bambú fue en un departamento, en el cual se habían construido más de 600 casas sismorresistentes gracias al gobierno de China-Taiwán, donde comprobé que esas casas se mantienen mucho más frescas y son más agradables que las de concreto. Podríamos llenar libros sobre los beneficios del bambú, por lo que termino con el mensaje hacia autoridades guatemaltecas que pueden contribuir con el desarrollo de Guatemala a través del bambú, comunicándose con la Asociación de los Amigos del Bambú de Suchitepéquez.