Jimmy Morales dejará la Presidencia el 14 de enero, pero los efectos de su desastrosa administración impactarán el futuro del país porque en realidad gobernaron las mafias, de las cuales fue su más fiel peón. Quien en 2016 fue visto como la esperanza de una transición democrática, en poco tiempo demostró que no era más que un farsante que se puso al servicio de los sectores más oscuros para traicionar la lucha contra la corrupción y colocó al Estado guatemalteco a merced del crimen organizado. Es el mismo mandatario que recibió financiamiento electoral ilícito del sector privado, el que se alió con los diputados más corruptos, el que se sentó a comer gallina en crema con loroco con un narcotraficante, el que traicionó a los migrantes suscribiendo un acuerdo que los afecta, el que desbarató los avances en seguridad ciudadana, el que llevó al nivel más bajo la política exterior y el que dio millones de quetzales al Ejército pero nunca tuvo fondos para reducir la desnutrición infantil.

La trinca de Jimmy Morales, Enrique Degenhart y Sandra Jovel hicieron y deshicieron a su antojo en el gobierno. Morales se convirtió en un sátrapa que hizo pedazos la lucha contra la corrupción, sin entender que su triunfo electoral se había debido precisamente a la aspiración ciudadana de un cambio. Su gran logro fue expulsar a la Comisión Internacional contra la Corrupción y su comisionado, Iván Velásquez, algo que consiguió con la alianza de los sectores más retrógrados del sector empresarial, las mafias incrustadas en el Congreso y los sectores políticos más reaccionarios. El daño que este presidente le hizo al país durará por décadas porque sus acciones permitieron la cooptación del Ministerio Público y el afianzamiento de las estructuras de corrupción que corroen los recursos del Estado, sin ningún tipo de control. Las redes mafiosas que en el 2015 comenzaron a ser desmanteladas del Estado han retomado con más beligerancia el saqueo de nuestros impuestos.

Degenhart desbarató la estructura de la seguridad ciudadana y echó a cuadros importantes que habían logrado avances reales en la Policía Nacional Civil. Esto ha implicado un mayor nivel de corrupción en las fuerzas policiales y las unidades de élite de la PNC han sido infiltradas por el crimen organizado. Este funcionario fue también el que firmó el convenio de Tercer País Seguro, cuyo contenido ha sido mantenido en secreto. Jovel llegó al extremo de despotricar contra el secretario general de la ONU, amenazar con sacar del país al embajador de Suecia, cerrar la embajada en Estocolmo y convertir en diplomáticos a sus secuaces del pacto de corruptos. Ahora bien, queda una interrogante: ¿no será que Jovel solo está haciendo el trabajo sucio y los nombramientos de diplomáticos a último momento tendrían el consentimiento del próximo presidente y su canciller? Alejandro Giammattei y Pedro Brolo tendrán que despejar las dudas.

El mandatario saliente no escatimó recursos para mantener contento al Ejército, mientras en el área rural el 49.8% de niños padecen de desnutrición crónica sin que este gobierno haya hecho algo para reducirla. Por algo recibió una boina de kaibil sin merecerla. La educación pública continúa secuestrada por Joviel Acevedo, gracias a que su “amigo” el presidente no escatimó recursos para continuar el flujo millonario para el sindicato magisterial, mientras los edificios escolares están en ruinas. Es el mismo gobernante que mantuvo en estado calamitoso la red vial de país y cuyo mayor logro fue el libramiento de Chimaltenango, un monumento a la corrupción que se cae a pedazos. Jimmy Morales será recordado como lo peor que ha llegado a la Presidencia del país y un mandatario que en lugar de ir a disfrutar de la impunidad que le ofrece el Parlamento Centroamericano merece ser investigado penalmente y enfrentar a la justicia.