DE MIS NOTAS

Elecciones en la tierra de los dormidos

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En las vísperas de este enredado proceso electoral que nació torcido y con deformaciones congénitas politiqueras, tanto de forma como de fondo, el panorama pinta hacia desenlaces inesperados.

En las paredes del imaginario colectivo hay pintas de posibles fraudes, de anulaciones y protestas, de hostilidades y violencia. Un panorama que refleja el hastío por la política, debido a los pésimos desempeños de las administraciones presentes y pasadas, en donde el votante medio sólo sabe lo que “no” funciona, empero, no puede distinguir entre las propuestas lógicas, razonables y factibles de la demagogia electorera, populista simplista “regala y arregla todo”.

Cuán simple es montarse a bordo de esa insatisfacción y capitalizar la presa de descontento con la misma cantaleta de todos los candidatos llamados “antisistema”, que toman velocidad porque su desafío es llegar a la meta aprovechando “la cuesta abajo” del descontento del electorado, que no ve por ningún lado que los gobiernos electos dejen una huella de resultados mínimos tangibles.

¿Surge la pregunta de hacia dónde se decantarán los votos de los guatemaltecos? John Locke, considerado uno de los más influyentes del empirismo y conocido como el “padre del liberalismo clásico”, expresó: “Donde no hay ley, no hay libertad. Porque la libertad es que todo hombre tenga el libre uso de su razón en todo lo que le concierne…”. Es un pensamiento lapidario para un país en el cual el incumplimiento de la ley es la norma, y el poder coercitivo de la ley y la certeza de castigo, la excepción.

La frase de Locke nos recuerda que la verdadera libertad implica más que simplemente la capacidad de elegir. Requiere un entorno que facilite el desarrollo, el acceso a la educación y a la información, y que garantice que las necesidades básicas están cubiertas para que las personas puedan tomar decisiones informadas y razonadas. En los países en vías de desarrollo como el nuestro, estas condiciones no se cumplen.

' No pueden distinguir entre las propuestas lógicas, razonables y factibles de la demagogia electorera.

Alfred Kaltschmitt

La reflexión deviene de la realidad de nuestra Guatemala, que carga con una combinación de desafortunadas carencias en educación, pobreza e indicadores de subdesarrollo, patéticos. Condiciones que limitan el pensamiento crítico y abren las ventanas de oportunidad para las promesas populistas que se centran en “regalar todo para todos”, a sabiendas de que hay realidades socioeconómicas que las hacen imposibles de cumplir y que a la larga sólo profundizan la pobreza y el subdesarrollo. O a propuestas simplistas y peligrosas de “sacar a los políticos”, como si el hecho mismo de participar y gobernar un país no fuese un acto y una función eminentemente política (¿?)

Varios medios ya escogieron a su candidato. Se nota en el énfasis con el que enfocan a determinados candidatos y en las omisiones para otros. Nada nuevo. La política siempre ha formado parte de los medios de comunicación. En cada uno existe la línea editorial y la tendencia ideológica desde su fundación. Wall Strett Journal es conservador. Fox News es conservador, y todos los demás llevan su propia agenda reflejada y comunicada con sus particulares tintes ideológicos. ¿Qué medios favorecen o desfavorecen a Mulet, Zury, Sandra o Pineda?

En un mundo ideal, el periodismo es el guardián de la verdad y la justicia, pero en la realidad, a los medios de comunicación les es difícil luchar por equilibrar la objetividad con las presiones comerciales, políticas y sus propios intereses y sesgos.

Quedan 40 días para el 25 de junio. Los tiempos han cambiado. Los electores están más expuestos que nunca a las redes sociales, en donde se está peleando la batalla de las ideas, la demagogia y las propuestas sensatas. En Dios confiamos….

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.