La Iglesia de Roma fijó el 25 de diciembre el nacimiento de Cristo, con los Evangelios, y estos nos ofrecen que hace 2016 años en Belén nació Jesús de Nazaret. Años después, se eligió cada 25 de diciembre para recrear el momento exacto en que María daba a luz, acompañada de José, pastores y los Reyes Magos. También existe la fecha del año 1, establecida en el siglo VI por el monje bizantino Dionisio el Exiguo, quien diseñó los años para separar la era pagana de la cristiana: el Anno Domini (“año del Señor”), es decir, el nacimiento de Jesús.

En Guatemala, se empieza con la celebración de la quema del diablo, con fogatas, celebración mágico-religiosa cuyo origen, según varios historiadores, es la manera en que los habitantes se preparaban para la festividad de la Inmaculada Concepción, que tiene lugar cada 8 de diciembre, anterior al nacimiento. Se inicia con la costumbre de elaborar un nacimiento, costumbre que data desde la Colonia, cuando se introdujo el catolicismo. Desde esa época se adoptó esta tradición navideña en muchos hogares guatemaltecos, la cual consiste en elaborar una representación del nacimiento de Jesús, realizando un paisaje con aserrín de colores, musgo, poniéndole luces navideñas y figuras de barro. El foco principal es Jesucristo niño, junto a José, María y los tres Reyes Magos.

Otra costumbre es elaborar un árbol de Navidad, que data cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Y aparecerá el árbol de Navidad.

Pero esta Navidad nos encontrará dentro de una disrupción global social y económica por una pandemia viral, el coronavirus 2019, que se sumará con dos huracanes que han causado numerosos efectos en el medio físico y social. Este evento producirá la definición de dos grupos sociales en Guatemala, según su situación económica. Unos pertenecen a la economía informal, campesinos indígenas y obreros de diferentes ramas que son los que no pueden gozarla quedándose en casa, pues tienen que trabajar en la calle para poder comer, formando grupos de ventas, en especial en los mercados o en otras actividades externas. Los que pertenecen a la clase superior mantienen sus estructuras socioeconómicas y pueden protegerse encerrados en sus casas u oficinas, generando una economía de teletrabajo.

Con los remanentes de los huracanes, una nueva catástrofe humanitaria aparece que mantiene en alerta los departamentos de Petén, Alta Verapaz, Izabal, Huehuetenango, Quiché, Baja Verapaz, Chiquimula, Zacapa, Jutiapa y Guatemala, que difícilmente guardan las distancias ni la higiene indicada con la mascarilla, por lo que hubo de fortalecer y asegurar las condiciones sanitarias comunitarias en albergues, existiendo numerosos efectos en el medio físico social dentro de las actividades tradicionales. La pandemia-19 ha provocado, entre otras cosas, un impacto socioeconómico global a raíz del efecto sanitario de la propia enfermedad del covid-19, cuya expansión puede provocar la saturación de los sistemas sanitarios, donde ya los intensivos para pacientes de coronavirus superan su capacidad.

Por lo que en Europa, USA y México están aplicando medidas de prevención y restricción, que por ende está afectando a la economía como al estilo de vida. Y ahora aparece una cepa de este virus que congela todas las actividades en la Gran Bretaña donde han tenido que cerrar todo y bloquear los viajes.