META HUMANOS
Guatemala es un reflejo de nosotros
¿Qué imágenes vienen a tu mente cuando piensas en Guatemala? Un lago, una montaña, niños riendo… Nuestro país es mucho más que una bonita postal o un paisaje. Cuando removemos los conceptos idealizados y lo vemos desde una perspectiva más objetiva, la imagen “de postal” empieza a cambiar.
' ¿Qué imágenes vienen a tu mente cuando piensas en Guatemala?
Aparicio López
Con tan solo observar nuestro entorno, podemos notar que Guatemala es un reflejo de nosotros mismos y nosotros de ella. Por eso, conviene preguntarnos: ¿Cómo es nuestra relación actual con el pedacito de Guatemala en el que vivimos? La realidad es que lo estamos tratando como si fuera un basurero, literalmente lo ensuciamos, lo manchamos, tiramos basura por doquier, no nos damos cuenta de que las calles son también nuestras, los ríos y lagos son para todos y que los espacios públicos no son tierra de nadie, sino al contrario, son tierra de todos.
Cada vez que mi cuarto está desordenado, mi papá suele decirme: “Si así tenés el cuarto, cómo tendrás la cabeza”. La realidad es que el lugar donde vivimos es un reflejo de nosotros mismos. Nuestros espacios compartidos sufren lo que nosotros les hemos dejado sufrir, están sucios porque nosotros los ensuciamos. Si, por el contrario, están limpios y puestos en valor, es también porque nosotros hemos decidido protegerlos.
A un nivel más profundo, en necesario reflexionar, si Guatemala es corrupta ¿es porque nosotros también lo somos? y si hoy no tiene una visión clara ¿es porque nosotros tampoco nos ponemos de acuerdo de hacia dónde ir?
Parece que a veces se nos olvida que este país es nuestro, con todo lo que le pasa. Tan nuestro como si se tratara de un hijo. No podemos solo aplaudir las cosas buenas y desentendernos de las cosas malas. Todos los guatemaltecos, somos corresponsables de lo bueno y de lo malo que hay en el país, porque vivimos aquí, porque la vida tomó la decisión que era el lugar donde debíamos nacer, o porque hemos decidido adoptarlo e identificarnos con él.
Ser conscientes de la manera en que nos relacionamos con Guatemala nos compromete a trabajar por ella. Debemos quitarnos el chip del espectador y dar un paso al frente para asumir que nadie vendrá a salvarnos. Los guatemaltecos somos los únicos que podemos trazar una visión compartida y activarnos paso a paso para transformar nuestro presente y nuestro futuro.
Para iniciar esa transformación, basta con vernos al espejo y cuestionarnos qué debemos mejorar como individuos, para transformar nuestra cultura colectiva, como por ejemplo, dejar atrás “la hora chapina”, “la ley del más buzo”, la glorificación de lo fácil, y la corrupción, entre otros males.
Si hoy Guatemala se cierra al mundo es porque los guatemaltecos nos estamos cerrando hacia los demás, si se silencian las voces disidentes es porque nos incomoda escucharnos desde adentro. Si Guatemala no cambia, es porque nosotros tenemos miedo de dar el primer paso. Más no hay mayor deshonra que saber que necesitas cambiar y no tener el valor de hacerlo.
Los jóvenes, tenemos una gran oportunidad y a la vez un gran compromiso para transformar nuestra relación con el país y una oportunidad histórica para transformarlo en una generación. Si queremos asegurar nuestro propio futuro y bienestar, debemos trabajar por el futuro y bienestar de nuestro entorno cercano, comprender que todo está interconectado y que todos somos interdependientes unos de otros. Ver hacia el futuro de Guatemala es ver hacia nuestro propio futuro. La pregunta del millón es: ¿Qué estamos haciendo hoy para construirlo?