de mis notas

Jodiel, otra vez….

Es un descaro pretender la confidencialidad de un pacto colectivo financiado con fondos públicos.

Desde hace décadas, Joviel Acevedo es comúnmente llamado Jodiel, por la atracción fatal a ese verbo con cierto aire de vulgaridad y visceralidad comúnmente utilizado para calificar a alguien que molesta, incomoda y descompone todo lo que toca.


Jodiel, el principal dirigente magisterial del sindicato STEG, ha venido “jodiendo” desde hace décadas el sistema educativo de Guatemala con tal perversidad y manipulación politiquera a través de una bien elaborada estrategia clientelar de reclutar a maestros por la vía de la entrega de prebendas, aumentos y regalías bajo el paraguas perverso de los pactos colectivos.


Cada dos años firma un “pacto colectivo” que, por pura inercia politiquera, debe ser “mejor” que el anterior. De esa cuenta, el cáncer en vez de reducirse se amplía, hasta el punto de que les da vergüenza divulgar los contenidos, razón por la cual demandan que sea bajo estricta “confidencialidad”.


Es un descaro mayúsculo pretender la confidencialidad de un pacto colectivo que evidentemente es pagado con nuestros impuestos, con fondos públicos y, por ende, sujeto a la fiscalización y observación de la ciudadanía.


Sin embargo, aduciendo alguna cláusula refundida en algún manuscrito de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y —oh, osadía— amenazando con las supuestas acciones que dicha organización tomaría para castigar a Guatemala con represalias vinculantes, don Jodiel le echa ese chile picante y caliente a su sopa verborreica para asustar con el petate del muerto.


La Ley de Acceso a la Información determina que todo lo que el Estado hace es sujeto de fiscalización. Por ende, la ministra tiene razón de sacarlo a la luz pública.

Pero sigamos premiando a Jodiel con otro jugoso pacto colectivo.


Este pacto colectivo, al ser del dominio público, nos dará una idea del inmenso contraste entre un “gremio” que siempre amenaza con el garrote de las manifestaciones y huelgas y los nefastos resultados de sus indicadores educativos.


Sea porque a don Jodiel y a los suyos se les ocurran tantas manifestaciones como sean necesarias para protestar por cuanta demanda se ingenie para mantenerlos bajo la brida de la zanahoria clientelar, sea porque hubo tormentas tropicales, o porque “cabalito” en medio cayeron las elecciones presidenciales, el sistema educativo guatemalteco es uno de los más inactivos e improductivos de la región. Basta revisar que ni siquiera llegamos a la meta de 180 días efectivos de ciclo lectivo. Estamos en la mera retaguardia de los países de la región, que ya lo han superado, no digamos aspirar a los estándares asiáticos y europeos, que, como Japón, sus niños asisten 243 días efectivos a la escuela. O Corea del Sur, con 221, y Finlandia, 200. En Chile, Brasil y México, el promedio es de 190 días efectivos de clases.


Por ende, impartir en dos o tres meses de clases efectivas un contenido curricular diseñado para ser enseñado en nueve meses es una tragedia. El resultado es ganarnos el derecho de estar a la cola de los estándares educativos de Latinoamérica. Una presea más para colgar en la pared de la infamia. Pero sigamos premiando a Jodiel con otro jugoso pacto colectivo.


Y cuando se callen las chicharras y los zompopos de mayo traigan la época lluviosa, las goteras de los techos rotos de las escuelas caerán sobre los cerebros futuros de nuestro país. Ahí estarán recibiendo el rocío de nuestra dejadez porque no tuvimos la osadía de pensar que las letras pueden elevar el destino de nuestra patria abriendo el futuro con educación y más educación, único antídoto contra la ignorancia y la pobreza.


Y que en el pizarrón de la ignominia escrito esté que no pudimos librarnos de un “sindicaco” vestido de dirigente manifestando su poder como un pavorreal de sultán.

Jodidos estamos…

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.