MIRAMUNDO

Las falsas oposiciones

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En América Latina hemos visto cómo los sistemas políticos tradicionales, ante el aparecimiento de un personaje o partido cuya actividad lesiona o amenaza sus intereses de “grupo”, se alinean como bloque a pesar de cómo por décadas se mostraron opositores.

En Uruguay, blancos y colorados se organizaron para evitar a Mujica y su partido; en México sucedió algo increíble, el PRI y el PAN, organizaciones enfrentadas por más de medio siglo, ahora van de la mano con el agregado del PRD para tener algún chance contra Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador (Amlo). El caso mexicano llama aún más la atención porque Amlo denunció desde hace años cómo ambos partidos funcionaban al unísono mostrándose como falsos opositores, y en Honduras algo similar sucedió cuando el bipartidismo centenario se rompe con la elección de la actual presidenta.

Nosotros los guatemaltecos constatamos cómo la oposición de Líder al Partido Patriota era escena teatral, pero las elecciones 2023 sí rompieron todo esquema, la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), catalogada por ella misma como social demócrata, señaló siempre ser la opositora de los partidos de derecha y así se presentó contra Jimmy Morales y Alejandro Giammattei. Ya dentro de la inercia de los gobiernos, la mayoría de sus decisiones fueron en apoyo al partido oficial, pero sí cuidaba mucho la apariencia de parecer distinta.

En las elecciones pasadas, la incógnita de muchos fue si la UNE disputaría la segunda ronda electoral con Mulet, Ríos, Conde o algún nuevo paladín del statu quo; sin embargo, al lograr Bernardo Arévalo y Karin Herrera el balotaje pudimos corroborar cómo todos aquellos aparentes rivales políticos se unificaron, llegando al extremo de cómo organizaciones neofascistas y apologistas de la represión de los gobiernos militares brindaban su apoyo a Sandra Torres.

' La Guatemala del 2024 debe nacer del pluralismo, del respeto a la idea ajena y el rechazo a los procuradores del autoritarismo.

Alejandro Balsells Conde

La UNE renunció a la Internacional Socialista, a pesar de haber fungido la candidata en un alto cargo directivo, y además se contradijo en varias de sus tradicionales ofertas electorales con el único objetivo de cautivar a quienes estaban huérfanos de opciones. El resultado está a la vista, pero la historia también está escrita.

Dicho lo anterior, resulta útil para todos repasar cómo una verdadera y sana oposición política es útil para cualquier gobierno. Nadie tiene la verdad comprada, nadie es dueño de la verdad absoluta, de allí es como el éxito democrático radica en el legítimo debate de ideas y en cómo las distintas opciones políticas logran llegar a acuerdos de gobernabilidad. Por desgracia para muchos guatemaltecos, la política es la forma de crear nuevos millonarios, y sin duda lo vivido nos lo comprueba, pero debemos recuperar los ideales y los postulados si pretendemos forjar un país distinto y con opciones. Guatemala es la novena economía de América Latina, pero tenemos brechas sociales enormes, al grado de que en varios municipios del país la migración es la única opción para salir del atasco económico, lo cual no es nada justo.

La Guatemala del 2024 debe nacer del pluralismo, del respeto a la idea ajena, pero, sobre todo, con base en el rechazo a aquellos procuradores del autoritarismo, el golpe a la institucionalidad, el fanatismo religioso y la violencia. Vimos cómo las diferencias de los partidos oficiales se redujeron a cero cuando fue necesario apoyar a su rival tradicional como era la UNE, el tiempo mostrará si hay acuerdos de coyuntura o son estructuralmente lo mismo. Cuando triunfó Jimmy Morales se le deseó lo mejor para su gobierno; el resultado está a la vista. Cuando triunfó Alejandro Giammattei se le deseó lo mejor para su gobierno; veremos cómo será recordado.

Escribir una nueva forma de hacer política también en buena medida, depende de una ciudadanía comprometida, y esto lo debemos promover por todos los medios, exigiendo una sana oposición.

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.