CABLE A TIERRA

“Libro al Viento” para el suroccidente de Guatemala

Se supone que el Ministerio de Cultura y Deportes (Micude) es el ente del Estado responsable de velar e impulsar por el desarrollo de la cultura y el deporte, reconociendo el papel fundamental que estas desempeñan en el desarrollo humano integral y en el bienestar de la sociedad. El Micude surgió en el marco del proceso de democratización del Estado de Guatemala iniciada en 1985, pues no hay nada más democrático que los individuos tengan la posibilidad de expresarse, así como de desarrollar sus vetas creativas y artísticas, innatas a todos los seres humanos, y que algunas personas con mayor talento y/o vocación convierten en su función social, en su quehacer profesional. El rol del Micude es especialmente vital en una sociedad multicultural, pues el impulso de las culturas y expresiones artísticas y culturales del país, y la protección de nuestro patrimonio, siempre ha de realizarse en plural.

Por eso, la labor del Micude nunca ha sido fácil, y se dificulta aún más porque en esta sociedad el sistema de poder y statu quo se sostienen a partir de mantener a la sociedad en la ignorancia y la confusión, negando y/o restringiendo el derecho a tener una educación de calidad, libre de prejuicios y a tono con las dinámicas y cambios culturales, científicos y tecnológicos que conlleva la vida contemporánea.

En un contexto así, difícil que florezcan las artes y las ciencias o que el deporte canalice lo mejor de los talentos creativos de los y las guatemaltecas. La experiencia recurrente es que los méritos culturales y deportivos de Guatemala son más producto del esfuerzo particular de las familias y de los propios deportistas y artistas nacionales que del soporte institucional que puedan recibir del Estado. Igual les pasa a las organizaciones privadas y hasta a empresas que se dedican a la producción de bienes y servicios culturales. La falta de apoyo estatal a su labor es apabullante. Más aún cuando la propia institucionalidad destituye a las artistas por ejercer su derecho a mejores condiciones para su labor, como pasó recientemente.

' Las Filgua regionales amplían la proyección del Micude en el país.

Karin Slowing

No obstante, también ha habido esfuerzos del Micude para romper con esta tónica general. Rescato una en particular, que es la que más conozco: Adesca, un esfuerzo por descentralizar la acción cultural a través de una entidad descentralizada con apoyo estatal. También ha habido alianzas público-privadas que han permitido que el Micude pueda tener una mayor proyección. En este marco cae, por ejemplo, la alianza establecida entre el Micude y la Asociación de Gremiales de Editores de Guatemala, que organizan las Filgua (ferias del Libro) desde hace más de 20 años. En esta alianza se asignan fondos públicos para expandir el alcance de la Filgua a todo el territorio nacional. En 2022, el Congreso de la República aprobó en el presupuesto un incremento en el aporte del Estado para la celebración de ferias del libro organizadas por Ageg. Esto permitirá que, en 2023, la lectura llegue al suroccidente (Retalhuleu) y oriente (Chiquimula), además de la ciudad de Guatemala. Está previsto, por ejemplo, que del 27 al 30 de abril se celebre el “Libro al Viento, encuentro cultural del suroccidente”, en Retalhuleu. Junto con grupos de la sociedad retalteca, la Municipalidad y los editores, en cuatro días se realizarán más de 30 actividades culturales enfocadas principalmente en la niñez y juventud. Se espera, posteriormente, llegar también al oriente del país.

Este año se espera que el Micude aporte unos dos millones de quetzales a la realización de las Filgua regionales, un recurso que permitirá que “Libro al Viento” llegue a la población del suroccidente de Guatemala y al oriente también. Estaremos pendientes.

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