Pluma invitada
Los excelentes trabajadores son responsables
Somos trabajadores y somos “patojos chispudos”, pero nos falta “algo” para llegar a ser excelentes.
Si conversamos con empleadores, tanto nacionales como internacionales, observamos que su opinión respecto de la fuerza laboral guatemalteca varía de uno a otro. Sin embargo, la mayoría coincide en los siguientes aspectos:
Es importante que sea el Gobierno quien dé los primeros pasos, tanto en la educación como en la lucha en contra de la corrupción.
La fuerza laboral guatemalteca se caracteriza principalmente por su dedicación y disposición para trabajar arduamente, somos flexibles en nuestras funciones, también somos respetuosos de la autoridad, si existe una clara jerarquía para trabajar en equipo, y le damos una gran importancia a la familia. Sin embargo, no todo es bueno, ya que a los guatemaltecos nos es difícil cumplir estrictamente con los horarios, tenemos un bajo nivel de educación y nos hace falta formación especializada. Mucho de lo anterior es consecuencia de nuestro deficiente sistema educativo, incluyendo la educación universitaria. Por ello también somos inseguros y resistentes al cambio. Por último, se han perdido algunos valores y el respeto hacia los demás.
En resumen, somos trabajadores y somos “patojos chispudos”, pero nos falta “algo” para llegar a ser excelentes. Ese “algo” es lo que nos convertiría en el tipo de trabajador que los empleadores valoran, capacitan, promueven y, sobre todo, buscan conservar. Para ser un buen trabajador necesitamos tener conocimientos generales, ser proactivos, disciplinados y respetuosos. Sin embargo, para llegar a ser un excelente trabajador, debemos, además, poseer la capacidad de tomar decisiones y de asumir nuestra responsabilidad por los resultados. Muchos de nosotros no lo hacemos, nos escudamos bajo el pretexto de “no es conmigo” o “no se puede”, y por ello presentamos excusas y, si ocurren dificultades, buscamos culpables.
Nuestra actitud debe cambiar totalmente. Es absolutamente necesario para desarrollar la innovación y lograr el desarrollo económico sostenible de Guatemala. Lo podemos lograr a través de generar patentes que permitan el surgimiento de nuevas empresas y la creación de una gran diversidad de nuevos empleos. Es un trabajo colaborativo entre las empresas y el Estado. Las primeras capacitan a sus trabajadores y el segundo emite políticas acertadas, favoreciendo la educación integral, la innovación, mientras erradica la corrupción. Para innovar y progresar, necesitamos de una fuerza laboral educada que pueda asumir cualquier trabajo y que luego pueda ser capacitada rápidamente en una rama específica de sus funciones. Las economías de todos los países que progresan de manera sostenible se basan en la innovación. Buscar el crecimiento económico nacional y de la población ofreciendo solo una mano de obra barata ya no es motor de desarrollo, más bien condena al país al subdesarrollo.
Estamos frente a un taburete de tres patas en donde cada una de ellas representa al Gobierno, a la empresa y al trabajador. Se necesita la participación y la colaboración de las tres patas para que el banco sea estable y sirva de base al crecimiento económico. Si cualquiera de ellas falla, el banco se cae. Lamentablemente, esto sucede muchas veces cuando cada cuatro años el nuevo gobierno decide que todo lo actuado con anterioridad no está bien y es necesario volver a empezar. Con ello condenan al país a siempre repetir los primeros cuatro años de los 30 que se necesitan para empezar a ver resultados tangibles. Es necesario implementar un plan de desarrollo nacional a 30 años y, sobre todo, es necesario ejecutarlo sin volver a planificarlo con cada nuevo gobierno.
Por ello es importante que sea el Gobierno quien dé los primeros pasos, tanto en la educación como en la lucha en contra de la corrupción y en la innovación. Las empresas seguirán gustosamente y nuestros “patojos chispudos” de inmediato buscarán superarse, para convertirse en excelentes trabajadores atesorados por los empleadores.