Las manifestaciones pacíficas frente al Palacio Nacional contrastaron este sábado con las turbas violentas frente al Congreso de la República, donde claramente se veían personas con bates, gasolina y actitudes completamente distintas a lo que ocurría en la Plaza de la Constitución. El descontento generalizado por la manera tan burda y opaca en que se aprobó el Presupuesto del 2021 en la madrugada del 18 de noviembre por parte del Congreso de la República encendió las redes sociales y diferentes medios que hicieron el llamado para que, de manera pacífica, las personas pudieran manifestar su descontento el sábado por la tarde.

Guatemala ha vivido varias manifestaciones pacíficas. En el 2015 fuimos un ejemplo para el mundo, sobre la forma cívica en que se pueden conducir diferentes expresiones para buscar un objetivo común. La lucha contra la corrupción y el hartazgo de ver cómo millones de quetzales se roban descaradamente en obras que nunca se concluyen o que se terminan de muy mala calidad resalta perfectamente con los tristes indicadores sociales que tenemos como país.

No es posible que en pleno siglo 21, todavía 47% de los niños menores de cinco años sufran desnutrición crónica, que tengamos una tasa de 88.6 denuncias por extorsiones por cada 100,000 habitantes, que solo el 13.56% de los graduandos aprueben las evaluaciones estandarizadas de matemática, que tengamos las peores carreteras en América Latina o que 8.8% de la población viva con menos de US$1.90 al día.

Estas son las necesidades que el Estado debe atender con urgencia. Los hechos violentos en contra de activos públicos y privados, así como contra las fuerzas de seguridad, no representan el sentir de la mayoría y los individuos que hayan cometido delitos, deben ser condenados según lo estipula la ley. Esto es totalmente válido, como también lo es que, una manifestación pacífica, donde había niños, mujeres y personas de la tercera edad, haya sido violentada con gas pimienta. Debe existir una investigación penal a lo interno de las fuerzas de seguridad, para conocer los protocolos que están utilizando.

Hay cambios claros que el Congreso debe realizar al Presupuesto 2021, que pueden ayudar a dar mayor confianza a la población, por ejemplo: proteger los recursos para la reactivación económica y social, limitar y reducir el déficit fiscal en los años venideros, no destinar deuda pública para gasto corriente, supresión total del artículo 7, que contradice la ley orgánica del presupuesto, supresión total del artículo 69 pues no puede contradecirse en la Ley Anual un proceso regulado en leyes ordinarias y constitucionales, enmienda por supresión total al artículo 71 acuerdo de pago por reducción de emisiones, transparencia de los programas sociales obligando a informar sobre el listado de beneficiarios, obligar a publicar un reglamento sobre la figura del rescate de los títulos valores.

Estas consideraciones no exhaustivas, son temas que se pudieron analizar públicamente si el Congreso de la República no hubiera aprobado de forma acelerada y sin debate técnico la ley. Estoy seguro de que muchos diputados todavía desconocen lo que aprobaron.

A futuro es importante pensar en un mecanismo de diálogo social que permita comenzar a discutir reformas más profundas para el Estado como los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos y la reforma a la ley de Servicio Civil, dos temas sobre los cuales existe suficiente consenso desde diferentes sectores que permitiría comenzar a fortalecer la capacidad del Estado y darle un impulso al país.