Antigua Guatemala se prepara para ser el epicentro del emprendimiento a nivel global con la celebración del Volcano Summit, evento que del 30 de septiembre al 2 de octubre reunirá a más de dos mil emprendedores de diversas latitudes. Pero más allá de las cifras y la envergadura del evento, lo que realmente destaca es la oportunidad de sinergia y el intercambio de ideas, visiones y experiencias que se pueden dar al reunir tantas mentes innovadoras. Es poco común tener tanta gente interesada en buscar nuevas formas de crear valor a través de la creación de nuevas empresas y aprovechando nuevas tecnologías que hoy permiten hacer mucho más de lo que se podía incluso hace solo un par de años.

En eventos como este es común que una gran cantidad del valor que los participantes obtienen provenga de la interacción con otros participantes. Hay conversaciones de pasillo que luego se pueden convertir en ideas de negocios exitosas. Sin embargo, una sombra persistente en el ecosistema emprendedor es el temor que muchos tienen a compartir sus ideas, paralizados por el miedo de que alguien más las “robe”. Este recelo, aunque comprensible, puede ser contraproducente. Las ideas que permanecen en el silencio, ocultas en cuadernos o en la mente de su creador, tienen menos posibilidad de florecer. Por el contrario, las ideas que se comparten abiertamente permiten al emprendedor obtener retroalimentación inmediata para adaptarse al entorno y evolucionar según sea necesario. Muchas de las empresas grandes empezaron con una idea muy distinta a la que terminó siendo el negocio que logró crecer.

Una idea en sí misma tiene poco valor. Lo que realmente la potencia es su ejecución, la habilidad de los emprendedores para aprender rápido e iterar, y la pasión con la que se persigue la misión de la empresa. Si una idea es fácilmente copiable, tal vez deberíamos reflexionar sobre su solidez. Las ideas verdaderamente revolucionarias se moldean con el tiempo, evolucionan y, sobre todo, están tan ligadas a la esencia del emprendedor que resultan difíciles de replicar exactamente por otro individuo.

El Volcano Summit es una oportunidad de oro para la “polinización de ideas”. Según la Real Academia Española, la polinización es el proceso mediante el cual el grano de polen llega al estigma de una flor. Dicho proceso es previo a la fecundación. En el mundo del emprendimiento, las ideas son como el polen, si no se colocan en el lugar adecuado, no veremos los frutos de las mismas. Al exponer una idea, otros pueden aportar distintos puntos de vista, enriquecer la idea, identificar fallos o incluso presentar oportunidades de colaboración. Esta amalgama de perspectivas puede transformar un concepto incipiente en un proyecto robusto y viable. En el evento habrá muchos inversionistas de alto calibre dispuestos a tener conversaciones y apoyar a emprendedores con ideas prometedoras.

No se trata de ser ingenuos y compartir cada detalle sin protección alguna. Se trata de entender que el miedo no debe ser una barrera, sino un catalizador para mejorar. Dejar que una idea se exponga al mundo es permitirle respirar, crecer y alcanzar su máximo potencial.

Finalmente, es esencial recordar que las mejores ideas emergen cuando están íntimamente ligadas con un llamado personal del emprendedor. Aquellas que surgen de una vivencia, de una necesidad detectada o de una pasión personal tienen un sello distintivo que las hace únicas. Esa autenticidad es su mejor protección.

Los emprendedores debemos atrevernos a pensar en grande, a confiar en nuestra visión y a aprovechar plataformas como el Volcano Summit para compartir, aprender y, sobre todo, evolucionar.